Una Eurocopa sin fútbol
El técnico saca a la luz la cara oculta del capitán durante la Eurocopa por ser suplente
El camino de Portugal hasta alcanzar las semifinales del torneo europeo de selecciones es un reflejo del fútbol anodino e insípido que ofrece el torneo, con partidos de mal fútbol y pocos goles en donde pasan los equipos que más resisten, pues no hay ninguno que practique buen juego.
Casillas, con peto de suplente, fue el primero en entrar al césped para celebrar el triunfo contra la República Checa gracias al postrero gol de Piqué. Casillas, con peto de suplente, sufrió toda la segunda parte de pie, apoyado sobre la parte derecha del banquillo, la impotencia de la selección y la eliminación contra Italia. Pero esa imagen de capitán perfecto, de compañero modélico y de líder ejemplar que quería dar el portero no era tal. Había otra historia en la sombra. Y Vicente del Bosque desenmascaró a Casillas, el mito que no soportó verse relegado en un gran torneo. Una vez fuera de la Eurocopa, el técnico no dudó en decir públicamente que no estuvo a la altura de su figura. “Con los compañeros ha estado bien, correcto, perfecto. Con el cuerpo técnico, no,
comme ci, comme ça”, descubrió el técnico salmantino, ya de madrugada, en la cadena Ser.
Del Bosque se va, deja la selección el próximo 31 de julio, y se retira, que ya va hacia los 66 años. Es decir, no tiene necesidad alguna de crear esta polémica. De hecho, siempre ha evitado el conflicto. Pero esta vez ha tenido un ataque de sinceridad –estuvo de tour por las radios madrileñas– seguramente porque Casillas, al que conoce desMundial de que tenía 9 años, se le ha caído del pedestal en el que lo tenía. Hasta el punto de que se ha despedido de todos los jugadores que estuvieron en la Eurocopa con un mensaje de móvil menos de Iker. “A él no se lo he mandado”, decía, decepcionado.
Para los que dicen que Del Bosque debía haber tenido algún gesto de cariño, un trato especial hacia el hombre que levantó al cielo el y las dos Eurocopas, el recordman con 167 partidos de la selección, el entrenador quiso recordar que estuvo a su lado en los peores momentos, cuando el Bernabeu se situó al lado de Mourinho. “Yo no he sido dudoso. Me parecía imposible que el madridismo pitase a Casillas y me posicioné”, apuntó Del Bosque, que le siguió llamando en la etapa en que fue suplente de Diego López con Ancelotti y le incluyó en la lista de Francia aunque su temporada en el Oporto no ha sido para tirar cohetes. Pero el técnico le necesitaba, esperaba un buen comportamiento e Iker no le respondió.
Pieza capital en cada uno de los éxitos, Casillas se esperaba jugar. La Eurocopa de 2008 no se entiende sin sus penaltis parados a De Rossi y Di Natale en la tanda de cuartos. El Mundial de 2010 no habría sido posible sin dos manos a manos que el capitán le sacó a Robben en la final. En la Euro de 2012 volvió a ser el héroe en las semifinales al detener una pena máxima a Moutinho. Y Del Bosque nunca le dijo que sería suplente y apostaría por David de Gea. “Se lo dije a posteriori. Fue una conversación de unos minutos. Fue como si le hablase a mi hijo”, desveló. Ese fue el primer desencuentro.
El segundo enfado fue en Burdeos. Casillas siempre había aparecido. Por eso, él pensó que su hora llegaría en el tercer encuentro contra Croacia, a la postre fatal para España. De las horas previas a ese partido se han dicho muchas cosas, de un lado y del otro. Del Bosque las negó todas. “Nosotros no le dijimos que iba a jugar y él nunca me dijo que no quería jugar”, aclaró el salmantino. “Ochotorena –técnico de porteros– le preguntaría ‘¿Cómo estás? Si el míster me pregunta cómo estás, ¿le puedo decir que estás bien?’ Pero nada más. Eso yo se le pregunto a casi todos”, relató.
Del Bosque, en su ataque de buenismo, hasta entiende el disgusto del mito Casillas y hasta se plantea que el equivocado pueda ser él. “No me cabe la menor duda de que está dolido conmigo. Estoy convencido que él piensa que obramos mal. Quizás hayamos metido la pata”, barrunta. Pero cree que el tiempo hará que Iker se dé cuenta de su error. “Cuando uno se hace entrenador se da cuenta de lo difícil que es gestionar estas situaciones”.
NI SE DESPIDIERON
“No me cabe la menor duda de que está dolido conmigo; estoy convencido de que piensa que obramos mal”
EL ENFADO DE TOULOUSE
El técnico no avisó al portero de su suplencia: “Se lo dije a posteriori, fue como hablar con mi hijo” “Yo no he sido dudoso; me parecía imposible que el madridismo pitase a Casillas y me posicioné”