Eslovaquia asume la presidencia de la UE con escaso espíritu europeo
Bratislava marca el ‘Brexit’ y la crisis migratoria como sus dos prioridades
Eslovaquia, un país que aboga por recuperar parte del poder cedido a Bruselas, ejerce desde ayer la presidencia rotatoria de la Unión Europea, hasta el 31 de diciembre. Y bajo ese prisma, va a intentar influir en las que van a ser sus dos prioridades: la gestión del Brexit y la crisis migratoria, según anunció el primer ministro, Robert Fico.
Tras la cumbre de esta semana, los líderes europeos se volverán a reunir el próximo 16 de septiembre en Bratislava, para debatir –sin el primer ministro británico– qué rumbo debe tomar la UE tras la marcha del Reino Unido. Un encuentro informal a 27 “lejos de Bruselas”, se esmeró en remarcar Fico hasta en tres ocasiones, durante la presentación oficial de su presidencia. El Gobierno eslovaco quiere convertir la reunión en un ejemplo de que debates tan trascendentales se pueden hacer también fuera de la órbita comunitaria. Encontrar “un equilibrio entre los estados miembros y las instituciones europeas es muy importante”, defendió el primer ministro socialdemócrata. En este sentido, tampoco es casual que al encuentro de Bratislava se le quiera dar un aire más distendido. “No hemos tenido demasiado margen para este tipo de reuniones informales, porque tenemos que asistir a numerosas cumbres europeas sobre temas específicos, sobre los que tenemos que llegar a conclusiones”, dijo el eslovaco. “Lo que falta es una oportunidad para tener una discusión política sobre temas que nos interesan a todos, sin la presión de acordar conclusiones. Esta es nuestra actitud”, explicó.
Eslovaquia, igual que los otros países que forman el Grupo de Visegrado (Hungría, Polonia y la República Checa), ve muchas de las decisiones que toma la UE como una imposición. Sus críticas se han centrado en el último año en el sistema de cuotas de reparto de refugiados, que no están dispuestos a cumplir. “La política migratoria es un asunto un poco más complicado, tanto en este país como en otros”, evidenció el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, que junto al resto de comisarios viajó a Bratislava para la ceremonia oficial.
Robert Fico pidió en este ámbito “más flexibilidad para los estados miembros”, de tal forma que cada gobierno afronte la crisis migratoria según crea conveniente. “Hemos tenido centenares de solicitudes de asilo para que sean examinadas en Austria”, aseguró el primer ministro, alegando que los refugiados que llegan a su país están sólo de paso. Eslovaquia, de hecho, ha llevado el sistema de cuotas ante el Tribunal Europeo de Justicia.
El mandatario también defendió ayer la colaboración entre Bratislava, Praga, Budapest y Varsovia como contrapoder a la UE. “La cooperación entre el Grupo de Visegrado es única y debe continuar. Tenemos que profundizar en esta cooperación regional”. Los cuatro países van a perder con la salida del Reino Unido a un socio fundamental en sus esfuerzos por impedir una Unión Europea más federal, próxima al sueño de algunos –cada vez más lejano– de crear los Estados Unidos de Europa.
No obstante, han aprovechado el resultado del referéndum para ahondar en sus críticas hacia el Ejecutivo comunitario, y en concreto hacia el presidente Juncker. “Nos preguntamos si el liderazgo de esta Comisión Europea tiene el derecho de seguir funcionando”, ha dicho el ministro de Exteriores de Polonia, Witold Waszczykowsi. “En nuestra opinión, no lo tiene”, sentenció.
En su presentación oficial, el ‘premier’ Fico pide más flexibilidad de los estados miembros para aceptar refugiados