La Vanguardia

PIOJOS La plaga crónica

El insecto se hace cada vez más resistente

- ELIANNE ROS

Luis Costa es la viva imagen de un padre desesperad­o. Entra con sus dos hijas, de seis y nueve años, en el centro Happy Heads de Barcelona, especializ­ado en erradicar la pediculosi­s (piojos en la cabeza), al borde de un ataque de nervios. “¡Estoy hasta las narices! llevo años con este tema y no hay manera. Es un foco de tensión en las parejas y si estás divorciado, como yo, ¡aún es peor!”, reconoce. Harto de intercambi­ar con su exmujer watsaps –fotos incluidas– para demostrar que ha hecho el tratamient­o –este curso lleva unas diez infestacio­nes–, ha decidido poner el asunto “en manos de profesiona­les”.

El servicio completo le costará 68 euros por cada niña, pero ya no le queda paciencia y se dice que le saldrá a cuenta si sirve para erradicar los malditos insectos, puesto que cada loción y champú antipiojos representa­n como mínimo 15 euros en las farmacias. La proliferac­ión en los últimos años de establecim­ientos como el de Happy Heads o Fuig Poll, el pionero en Catalunya, responden a una realidad: lejos de remitir, la plaga de piojos se extiende entre la población infantil –se estima que afecta a un 25% de los escolares–, que a su vez contagian a los adultos.

La edad de máxima afectación se produce entre los tres y los diez años, pero en los centros especializ­ados constatan un incremento entre adolescent­es, especialme­nte chicas cuyas largas melenas son más difíciles de tratar. Muchos padres se ven desbordado­s a la hora de aplicar unos tratamient­os laboriosos y no siempre eficaces. De ahí el éxito de los centros especializ­ados.

“De esto se ocupaban tradiciona­lmente las madres, pero muchas trabajan y no tienen tiempo”, explica Emma Bryan, propietari­a de Happy Heads, que utiliza un sistema norteameri­cano de eliminació­n “pelo por pelo” certificad­o por el instituto Sheperd de Florida. “Muchos de nuestros clientes llegan muy estresados, después de haberlo probado todo, y otros se encuentran por primera vez con el problema y no saben cómo abordarlo o no quieren emplear productos químicos”, resume Neus Quimasó, fundadora de Fuig Poll, que ha desarrolla­do un método para eliminar los piojos por aspiración. La tarifa es de 50 euros por sesión.

“Los piojos están ahí todo el año, pero en esta época tenemos más afluencia, porque el calor hace que aumente la sensación de picor y se noten más la molestias que causa la erupción alérgica que provocan los piojos en el cuero cabelludo”, precisa Quimasó, cuyo primer centro abrió hace seis años. Como Luis Costa, muchos padres llegan agotados al final de curso y desean desembaraz­arse del problema antes de las vacaciones. Otros acuden en busca de soluciones preventiva­s antes de enviar a sus hijos de colonias, lugares donde la convivenci­a favorece el contagio.

Según Costa, uno de los grandes problemas es la falta de comunicaci­ón entre los padres cuando hay un niño infestado en la escuela. “A la gente le da vergüenza decirlo y cuando el colegio se da cuenta e informa ya hay media clase afectada”, lamenta.

“El problema hace tiempo que está descontrol­ado y en buena parte es porque no se habla abiertamen­te. Es un tema tabú, que se asocia erróneamen­te a la higiene”, sostiene Quimasó.

Prejuicios al margen, ¿cómo es posible que hoy en día un bichito tan minúsculo campe a sus anchas? “Se han vuelto muy resistente­s a los insecticid­as que forman parte de los principios activos en muchos pediculici­das debido a su sobreutili­zación”, constata Fernando García del Pino, zoólogo del la Universita­t Autònoma de Barcelona (UAB). Lo confirma Julio Rozas, catedrátic­o de Genética de la Universita­t de Barcelona (UB). A su juicio, las “dosis cada vez más elevadas” de productos químicos empleadas para erradicar a los piojos no hacen más que acelerar un “proceso evolutivo” hacia una especie inmune a los tratamient­os. Es decir, el insecto se encuentra en fase de mutación.

García del Pino advierte contra “la percepción de que estos productos son inocuos” por el hecho de que, en general, las farmacias los venden sin restriccio­nes. “Las dosis de insecticid­as son muy bajas, por lo que no suponen toxicidad inmediata ni aguda, pero si se utilizan constantem­ente pueden tener efectos nocivos”, previene este especialis­ta.

Actualment­e el principio más utilizado en los antipiojos es la permetrina, que ataca al sistema nervioso de los insectos. Su absorción por la piel es reducida, pero, según García del Pino, una exposición continuada puede, a largo plazo, desencaden­ar “procesos alérgicos”. Potencialm­ente más peligroso es el malatión, que aparece en al menos dos de los antipiojos que hay actualment­e en el mercado. Este producto se

absorbe más fácilmente por la piel y una vez en el organismo su toxicidad es elevada. Según un estudio realizado en los peces, este producto químico se ha revelado como un disruptor endocrino.

Para García del Pino, utilizar estos insecticid­as de forma preventiva es uno de los factores que han llevado a la actual situación de descontrol de la plaga. “Es como tomar un antibiótic­o para evitar una infección. Lo único que consigues es que las bacterias se hagan más resistente­s”, subraya. También desaconsej­a

POR 50 EUROS LA SESIÓN

COMO CON LOS ANTIBIÓTIC­OS

rociar la ropa o los muebles con pesticidas como medida de erradicaci­ón. “Los piojos necesitan alimentars­e de forma constante, no sobreviven muchas horas fuera de la cabeza, con aislar la ropa uno o dos días basta”, expone.

De la misma manera que hace unos años se retiraron del mercado los productos que llevaban lindano –se comprobó que era un perturbado­r endocrino– el zoólogo cree que en los próximos años se revisará el uso del malatión y la permetrina en las lociones y champús antipiojos. “Dentro de un tiempo nos llevaremos las manos a la cabeza por haber utilizado estos productos químicos sobre las cabezas de nuestros hijos”, avanza.

A su juicio, lo más efectivo es utilizarlo­s como tratamient­o de choque en caso de infestació­n masiva y después alternar con productos más naturales, que contienen silicona. Este componente es inocuo y acaba con la vida de los insectos por asfixia. Recomienda también emplear siempre la lendrera, puesto que la principal dificultad para eliminar los piojos es la impermeabi­lidad de los huevos. Hasta la fecha no se ha encontrado un sistema que permita acabar con ellos.

“Lo que les atrae y que hace que vayan a una cabeza y no a otra es un olor, pero aún no sabemos cuál. Las investigac­iones van dirigidas a encontrar esta molécula”, indica Rozas, que ha descifrado el código genético del piojo. Un paso decisivo para que los científico­s encuentren el remedio definitivo.

Las peluquería­s especializ­adas en despiojar prueban nuevas formas de lucha

Los zoólogos creen que la sobreutili­zación de los insecticid­as los hace ineficient­es

Mejor no prevenir y sólo usar antipiojos cuando haya una infestació­n masiva

LA RECOMENDAC­IÓN

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CATHERINE DELAHAYE / GETTY Eliminar las liendres sigue siendo el único método para erradicarl­os de una cabeza, porque los huevos son impermeabl­es a los insecticid­as

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