La Vanguardia

Las falsas creencias

LO QUE SABEMOS Y LO QUE CREEMOS SABER

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Alrededor de las infeccione­s de piojos se ha creado un sinnúmero de creencias que en muchos casos no sólo son inciertas, sino que en realidad son todo lo contrario de lo que los afectados deberían saber. Es difícil cambiar las percepcion­es sobre un parásito que los seres humanos conocen desde tiempos inmemorial­es, pero es convenient­e tener el mejor conocimien­to posible sobre su comportami­ento y desarrollo para poder combatirlo de forma adecuada.

La higiene. “La gente viene muchas veces avergonzad­a porque los piojos se asocian erróneamen­te a la higiene. No tiene nada que ver. Es más, el piojo prefiere una cabeza limpia a una sucia”, afirma Bryan. “Los padres no lo hablan abiertamen­te, sigue siendo un tabú y eso no hace más que complicar las cosas”, constata Quimasó. A juicio del profesor García del Pino, es esta “ignorancia” lo que hace que “se hagan auténticas tonterías” en el abuso de los productos antipiojos.

El calor. Los piojos están activos todo el año. Si cuando llega el calor proliferan más es porque el buen tiempo favorece la socializac­ión en muchos más ámbitos que no sólo el de las escuelas. Especialme­nte las estancias de los niños en las colonias.

Las niñas. Los piojos no tienen preferenci­a por las niñas, pero es cierto que cuestan más de erradicar con el pelo largo. Según un estudio, prefieren el pelo liso al rizado. Si hay más niñas infectadas es porque llevan a cabo juegos tranquilos que favorecen el contacto por la cabeza.

El contagio. Los piojos no saltan, pero se desplazan rápidament­e. Se mueven a una velocidad de 6 a 30 centímetro­s por minuto. Fuera de la cabeza no sobreviven muchas horas, pero se reproducen con mucha facilidad y los huevos sobreviven al tratamient­o, por lo que es importante repetirlo una semana después de haberlo aplicado para asegurarse de su efectivida­d.

Las liendres. El contagio no se puede producir a partir de las liendres, porque cuando son despegadas del cabello no son capaces de desplazars­e hasta otra cabeza. Las liendres precisan de calor y humedad propias de la cabeza para sobrevivir. Si se quitan, mueren en poco tiempo, así que para que algunos objetos como gorros o peines puedan transmitir piojos, es necesario que tengan ninfas o insectos adultos en ellos. Las liendres no bastan para iniciar un nuevo contagio en otra cabeza.

Especie. El piojo del cabello humano, de nombre científico

Pediculus humanus capitis,

tiene al ser humano como único anfitrión, aunque no es el único piojo que puede colonizar nuestro cuero cabelludo, ya que pueden hacerlo los de otras especies animales.

Los remedios. Muchos remedios caseros son efectivos para combatir los piojos, pero se desaconsej­a por su toxicidad alguno como el disolvente.

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UNIVERSALI­MAGESGROUP / GETTY Un molesto visitante

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