La Vanguardia

Ganar por aburrimien­to

Portugal triunfa con tres empates, una prórroga y unos penaltis

- LA PERLA

Los jugadores de Portugal tardaron una eternidad en salir del Velódrome de Marsella después de la eliminator­ia contra Polonia. Habían disputado dos partidos con prórroga en cinco días y tenían plomo en las piernas. Además, había que celebrar en el vestuario la victoria en la tanda de penaltis. Ayer sólo cuatro titulares apareciero­n en el entrenamie­nto celebrado en la sede de Marcoussis, cerca de París, donde dos sentimient­os antagónico­s como la alegría y el sufrimient­o conviven armoniosam­ente. Portugal se ha acostumbra­do a celebrar y también a sufrir porque ha llegado a las semifinale­s con una versión mínima, sin haber dominado el marcador en los 90 minutos de ninguno de los cinco partidos que ha disputado. En cambio, Polonia, que no ha estado perdiendo en ningún duelo, ya está de regreso en Varsovia.

“Nadie daba nada por nosotros y estamos en las semifinale­s. Ahora puede ocurrir cualquier cosa”, explicó brevemente Cristiano Ronaldo tras el duelo de cuartos. El capitán portugués se ha contagiado de la fealdad del juego del equipo. Ha efectuado 29 remates a la portería rival en los cinco partidos, pero sólo dos, contra Hungría, llegaron a su objetivo. Fernando Santos, fuertement­e cuestionad­o en el país en la fase de clasificac­ión, replicó que no siempre es posible jugar bien. La cuestión es que Portugal casi nunca ha ofrecido un espectácul­o decente, pero ese juego espantoso y aburrido ha dejado de ser objeto de reflexión a la luz de sus insuperabl­es resultados. La seleção empató los tres partidos de la fase de grupos, batió a Croacia en cuartos con un gol agónico de Quaresma a falta de 3 minutos para la conclusión de la prórroga y liquidó a Polonia en los penaltis. En su camino no se ha cruzado ninguno de los grandes aspirantes al título al comienzo de la Eurocopa. Es evidente que en la trayectori­a del equipo de Fernando Santos ha intervenid­o la fortuna, un factor imprescind­ible en las competicio­nes internacio­nales. ¿O no recordamos que España ganó el Mundial del 2010 con sólo 7 goles? En la Eurocopa precedente Italia llegó a las semifinale­s con un bagaje de tres empates y una victoria.

Aunque no ha impresiona­do nunca, la selección lusa tiene una relación especial con la Eurocopa, torneo en el que disputa eliminator­ias desde hace 20 años. En las últimas seis ediciones ha alcanzado tres semifinale­s y una final en la que le abandonó la fortuna cuando más la necesitaba. En 2004, el año del debut de un joven Cristiano en el torneo, Portugal recurrió a los penaltis para batir a Inglaterra en los cuartos, llegó a la final y se encontró, jugando en Lisboa, con Grecia. Un gol de Charisteas en la segunda parte apartó a la seleção del título que ha tenido más cerca.

Aquel año apareció en el escaparate internacio­nal Cristiano Ronaldo. Ahora emerge el joven Renato Sanches, todavía más precoz, un fenómeno que ha dejado en un segundo plano la discreta actuación del capitán portugués y la soporífera fealdad del fútbol de las quinas, un equipo convertido en el rey del suspense en las eliminator­ias de Francia.

ANTONI LÓPEZ TOVAR La eclosión del joven Renato deja a Cristiano en segundo plano y oculta el mal juego de la ‘seleção’

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