UNA AUTÉNTICA PAJARERA

Hay enclaves a los que los lugareños han renunciado –Times Square es el ejemplo– por las hordas de turistas.

Pero Central Park sigue siendo muy newyorker .Apesar del éxito masivo de la Gran Manzana –si el éxito se mide por visitantes–, y la atracción que representa su patio de recreo, en este kilométrico jardín de Manhattan existe un sitio para cada uno.

“Como está en medio de la ciudad, concentra muchos pájaros. Es más fácil verlos en The Ramble que si vas a las montañas Adirondack u otros lugares”, sostiene Ricki –“como Ricarda, apostilla en su español–Ravitts, que más que “observadora de aves” ya es una auténtica “pajarera”, como ellos se califican.

The Ramble, en el corazón del parque, merece un paseo. Ofrece un remanso de calma en medio de la capital del estrés y permite descubrir a estos personajes tan auténticamente neoyorquinos como son los amantes de la naturaleza voladora y de los trinos.

Ricki se aficionó “por accidente” al regresar de un viaje “a caballo” por Andalucía. El jet lag le hizo despertar temprano en aquella mañana de mayo del 2007. Vive en el Upper West y trabaja como publicista de moda al otro lado del parque. Desvelada, le dio por ir caminando a la oficina y descubrió un mundo. Desde entonces no ha dejado de cruzarlo a diario, ida y vuelta.