BRITÁNICOS CON TXALAPARTA
ESPÍRITU HIPPY Y ELECTRÓNICO
El grupo británico Crystal Fighters tiene en sus poderosas actuaciones en directo el mayor activo, tanto es así que llevan tres años sin publicar disco nuevo –desde su segundo álbum
Cave rave (2013)– y siguen siendo solicitados en festivales de todo el mundo. Este año ya tienen contratada una gira de 50 conciertos que, tras el festival Cruïlla, volverá a pasar por Barcelona el próximo diciembre con parada en el Sant Jordi Club, tras recorrer Europa, Estados Unidos y Australia. Iniciaron su andadura en Londres en el 2007 con un núcleo fundacional que incluye al líder Sebastian Pringle (cantante y guitarrista) secundado por Gilbert Vierich (sintetizadores, guitarras y percusión) y Graham Dickson (guitarra y percusión). Las dos voces femeninas originales, Mimi Borelli y Laure Stockley, han sido sustituidas por Eleanor Fletcher y en directo también les acompaña un batemúsica
ría. La clave de su gran éxito es la mezcla que hacen de elementos electrónicos y folk, en pegadizas melodías pop como su gran éxito
Love is all I got.
Así, su música es apta para la pista de baile y al mismo tiempo ofrece detalles totalmente originales como es el uso de la txalaparta, el instrumento percutivo vasco por excelencia, que se ha convertido en signo distintivo de su sonido. Es como el espíritu hippie instalado en la época de las raves y la tecnología. Por eso la palabra amor es recurrente en los títulos de sus temas. El primer álbum se llama
Star of Love (2011) y tienen los singles Love alight y Love natural. Otra característica es que su
se adapta a la perfección a las remezclas, tanto que han
editado versiones remixed de su debut y de varios singles, con colaboraciones de Disclosure y Totally Enormous Extinct Dinosaurs, entre otros. También ajustan sus canciones al formato
acústico, así en la edición deluxe
de Cave rave añaden 3 versiones
rebautizadas como Zugarramurdi cave acoustic version. Este municipio de Navarra, célebre por el auto de fe que en el siglo XVII condenó a varias brujas a la hoguera, indica la gran conexión del grupo con el País Vasco, no en vano una de sus integrantes originales, Laure Stockwell, tenia un abuelo que vivió allí, en pleno campo, donde al final de su vida escribió una ópera inacabada que llevaba por título Crystal fighters. De ahí que en su música esté tan presente el folklore vasco –un país al que consideran el hogar espiritual– y además de txalaparta usan el tamboril y el txistu, una pequeña flauta.
La ascensión a la fama del grupo empezó cuando fueron fichados por el prestigioso sello francés Kitsune, vinculado a la música electrónica y también a la moda, en el que editaron sus dos singles iniciales, I love London y
Xtatic truth. El primer álbum se lo autoeditan en su propio sello de nombre Zirkulo y el éxito es tan grande que dos años después logran licenciarlo en EE.UU. en la histórica compañía Atlantic. Su música exultante, llena de épica y ritmos bailables, les convierte en triunfadores en festivales de toda índole, desde Glastonbury hasta Coachella pasando por Benicàssim, Lollapalooza o el BAM.