Los países de la UE se preparan para sacar provecho del adiós británico
Tras la victoria del Brexit, los estados miembros de la UE se han puesto manos a la obra para repartirse el botín que los británicos dejarán atrás al abandonar el club europeo.
Están en juego el negocio de la City, sedes europeas y cuotas de poder institucional
Ya lo dijo el martes la canciller alemana, Angela Merkel, en la última cena con David Cameron, el aún primer ministro del Reino Unido: “No perdamos el tiempo lamentándonos” por la decisión de los británicos de salir de la Unión Europea. Y, no, no lo está haciendo. El que más y el que menos, todos los gobiernos están pensando en sacar provecho de la situación y repartirse el botín que los británicos dejarán atrás cuando abandonen el club. O antes incluso, porque el proceso se demorará años y, por el camino, inexorablemente, Londres irá perdiendo influencia.
España se ha movido rápido. El Gobierno en funciones de Mariano Rajoy se ha activado para tratar de obtener alguna de las dos sedes de organismos europeos radicados en el Reino Unido: la Autoridad Bancaria Europea (EBA) y la Agencia Europea del Medicamento (EMA). El martes, el Gobierno de la Generalitat creó una comisión para impulsar a Barcelona como futura sede de la EMA cuando esta deje Londres, donde se instaló en 1995. También Málaga tiene aspiraciones. La capital catalana ya aspiró a albergarla pero se impuso la candidatura británica. Los planes del Reino Unido de abandonar la UE implicarán el traslado de esta agencia, y de sus más de 600 empleados, a otro Estado miembro. Catalunya no es la única interesada. También Suecia, Dinamarca e Italia han expresado interés.
La poderosa patronal farmacéutica sueca ha lanzado una campaña interna para que su país se haga con la sede, al igual que sus rivales en Dinamarca, sede de gigantes como Novo Nordisk o Lundbeck. En el caso italiano, el interés ha venido del regulador farmacéutico nacional. La agencia está encargada de evaluar y autorizar medicamentes en el mercado interior europeo y para su trabajo diario cuenta con la participación de expertos llegados de toda la Unión Europea, de ahí que tener buenas conexiones aéreas sea un punto crucial para cualquier candidatura.
También la Autoridad Bancaria Europea está domiciliada en Londres y deberá cambiar de sede cuando el Reino Unido salga de la Unión. El reparto de sedes es una decisión que toma por unanimidad el Consejo Europeo. París y Frankfurt, los dos mayores centros financieros en el continente, además de Amsterdam, Dublín y Milán, son las ciudades más citadas en la carrera por hacerse con el regulador europeo. Creado en el 2011 tras la crisis global de crédito para mejorar la regulación financiera, el organismo emplea a unos 150 trabajadores.
Pero el verdadero botín británico no está ahí, sino en el sector privado, en la City de Londres. La salida de la Unión Europea, o simplemente la incertidumbre actual sobre su destino, hará disminuir parte del atractivo de la capital británica para el sector financiero. Y, aunque replicar el ecosistema desarrollado
AGENCIA DEL MEDICAMENTO El Govern ha creado una comisión para impulsar la candidatura de Barcelona a la EMA
La Autoridad Bancaria Europea también tendrá que abandonar Londres si hay ‘Brexit’
París y otras ciudades se preparan para atraer parte del negocio financiero de la City
REGULADOR FINANCIERO
EL VERDADERO BOTÍN
en la capital británica durante los últimos 30 años gracias a un entorno legislativo favorable y la alta concentración de personal especializado no será fácil ni se puede hacer de la noche a la mañana, sobran candidatos a ser el nuevo Londres. O, al menos, a arañar parte de su multimillonario negocio.
El Gobierno francés ha anunciado que espera con la alfombra roja a los bancos de Londres que quieran instalarse al otro lado del canal, aunque la prensa financiera internacional recela de su “aversión a los ricos” y su legislación laboral. Las oportunidades que el Brexit abre para París será el asunto estrella del congreso que la asociación Paris Europlace celebra la semana que viene en la ciudad; la industria financiera es responsable de 1,2 millones de empleos directos e indirectos en Francia, recuerda Europlace, una asociación impulsada por la industria financiera con el objetivo de promover París como puerta de entrada a la zona euro. También la anglófona Dublín, Luxemburgo, Amsterdam, Frankfurt (sede del Banco Central Europeo), Milán y Varsovia tienen aspiraciones. En un análisis publicado por el diario The New York Times, Barcelona aparece en novena posición.
La UE tiene en su mano algunas armas que podrían acelerar ese
éxodo de firmas al continente. Un punto clave de las negociaciones de divorcio será el pasaporte único
europeo que da derecho automático a vender servicios financieros en los 28 países de la Unión Europea y que el Reino Unido en principio perderá si abandona el club (el sector aporta un 10% del PIB). Si se produce el Brexit, “no habrá pasaporte, o tendrá que ser negociado con muchas concesiones recíprocas”, advirtió Michel Sapin, ministro de Finanzas francés, días antes del referéndum.
Quedarse sin pasaporte implicaría que la industria financiera británica estuviera sujeta a las mismas restricciones que las empresas de fuera de la UE. Uno de los negocios más lucrativos que peligra es el de las cámaras de compensación y liquidación (clearing houses) de operaciones transfronterizas en euros. El presidente francés, François Hollande, ya ha dicho que estas operaciones deberán dejar de hacerse en suelo británico; “servirá de escarmiento a todos los que buscan destruir Europa”, añadió. Londres ganó el pulso al BCE cuando, hace unos años, trató de traerlo a la zona euro. La justicia comunitaria le impidió discriminar al resto de los países del mercado único porque no usaran el euro. La salida del Reino Unido de la UE lo cambia todo.