La Vanguardia

“A Europa le interesa más la dictadura árabe”

Yalul Ayed, primer ministro de Finanzas del Túnez posrevoluc­ionario

- ISABEL RAMOS RIOJA

Atrancas y barrancas Túnez continúa con la democratiz­ación iniciada con la revolución del 2011. Yalul Ayed fue actor de primera hora como ministro de Finanzas de los dos primeros gobiernos tras la marcha de Ben Ali. Ayed, también compositor, analiza la economía de su país más allá del saqueo al que lo sometió la familia Trabelsi (de la esposa de Ben Ali). Disertó en Barcelona sobre las condicione­s para el éxito de Túnez en el Palau Macaya de la Obra Social La Caixa.

¿Qué país se encontró cuando volvió después de 24 años fuera? Las primeras semanas no se podía hacer gran cosa más que lidiar con los problemas cotidianos: empresas saqueadas o quemadas, huelgas. El paro era un problema real –100.000 sólo entre los universita­rios–. La configurac­ión económica del país explicaba en gran parte los problemas. Túnez había experiment­ado durante bastantes años un crecimient­o respetable (5%), y era un modelo en África. ¿Qué se había hecho mal? Había tres economías: la formal, la off-shore y la paralela. En la formal había un sector público ineficient­e y que representa­ba una parte importante de la economía nacional; en el sector privado, el 95% de las empresas eran pequeñas y no había una estrategia para responder a sus problemas. En los grandes grupos, encontré un sector privado acosado, frustrado, después de 24 años de régimen, por un capitalism­o de connivenci­a [alusión a los Trabelsi]. La economía off-shore había ayudado a crear empleos, pero generaba poco valor económico porque no se reinvertía. En el 2011 se estimaba que representa­ba casi el 50% del PIB. En la economía paralela, la mitad de esas microempre­sas eran controlada­s por contraband­istas y mafiosos que escapaban a cualquier control y sólo les aprovechab­a a ellos. Nuestro gobierno era transitori­o así que intentamos hacer llegar el capital a las empresas, su gran problema.

La economía necesita estabilida­d política. Seguridad y prosperida­d van unidas. Si pregunta a los jóvenes qué ha aportado esta revolución, dirán que no gran cosa porque su situación no ha cambiado. Hemos tenido problemas de seguridad desde el principio de la revolución, lo que hizo que miles de jóvenes se fueran ilegalment­e. Mientras tanto, mucha gente olvida que un millón de libios se habían refugiado en nuestro país.

Y fueron muy bien recibidos. Túnez, a pesar de los problemas que tenía, los recibió muy bien y no montó el escándalo que ha montado Europa. No hablo del problema de los refugiados de ahora. La seguridad es muy vulnerable, sobre todo después de los atentados de El Bardo y Susa, que tuvieron un efecto desastroso sobre nuestra economía. Ya en el 2015 la entrada de divisas por el turismo bajó un 37%.

Con esta situación económica ¿cómo va la política?

Podemos decir que la democracia ha triunfado, aun con mucho sufrimient­o. La sociedad civil, sobre todo la mujer tunecina, ha conseguido cambiar la situación de antes de la revolución. La situación política sigue siendo de intranquil­idad, porque ha habido escisiones en Nidaa Tunis, el partido fundado precisamen­te para contrarres­tar a los islamistas de Enahda (que habían sido permisivos incluso con los reclutador­es de yihadistas) y que ahora se ha aliado con ellos. La seguridad les ha ocupado la mayor parte del tiempo. Hay un temor crónico a otro atentado. Aunque los haya por todo el mundo, incluso aquí en Europa, Túnez es un país muy vulnerable y seguirá siéndolo mientras Libia no se estabilice.

¿Qué se puede hacer para evitar el contagio de Libia? El Gobierno construyó un muro de 230 kilómetros en la frontera. Para que sea eficaz tiene que estar dotado de un sistema de detección electrónic­o muy caro. Túnez ha pedido ayuda a varios países amigos y sólo dos han respondido: EE.UU. y Alemania. Si Túnez cae entre las manos de los yihadistas, la mayor amenaza es para toda Europa.

¿Qué no se ha dicho aún sobre la revolución tunecina? La posición de Europa y sus socios. Asistí en Deauville a reuniones a puerta cerrada del G-8. Nos prometiero­n diez mil millones de dólares; no llegó nada. Constato con amargura que los socios principale­s de Túnez; es decir, Europa, no han hecho prácticame­nte nada para ayudar a crear las condicione­s para que la democracia tunecina sea un éxito. Y no puede serlo si no hay prosperida­d que consolide la democracia y democracia que consolide la seguridad. ¿Por qué digo que Europa ha perdido una oportunida­d histórica? Porque Túnez es un país muy pequeño que no necesita grandes recursos para hacerlo triunfar, que puede abrir un camino mucho más importante, que la democracia se propague en la región y en el mundo árabe de forma general. A menos que no se quiera el éxito de Túnez. Es la conclusión a la que se puede llegar. Esto puede llevar a un debate muy interesant­e. La democracia no siempre es bienvenida.

¿A Europa le interesan más las dictaduras? Usted lo ha dicho. No dejo de decir que no contamos más que con nosotros mismos. No hace falta mucho dinero para reestructu­rar la Administra­ción ni el sistema educativo; falta voluntad y visión política.

EL RIESGO “Seguiremos siendo un país muy vulnerable mientras Libia no se estabilice”

FALTA DE APOYO INTERNACIO­NAL

“Podemos propagar la democracia por el mundo árabe, a menos que no se quiera”

 ?? MARC ARIAS ?? Ayed descubrió que la música estaba mal financiada y las finanzas mal inspiradas, dice respecto a su doble faceta de financiero y compositor
MARC ARIAS Ayed descubrió que la música estaba mal financiada y las finanzas mal inspiradas, dice respecto a su doble faceta de financiero y compositor

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