La Vanguardia

El FBI interroga a Clinton durante más de tres horas

La candidata acusa desgaste por el escándalo de los correos

- JORDI BARBETA Washington. Correspons­al

Tres horas y media duró el interrogat­orio al que agentes del FBI sometieron ayer a Hillary Clinton. Un nuevo episodio de la investigac­ión que persigue a la candidata demócrata a la presidenci­a de Estados Unidos por utilizar su servidor privado de correo electrónic­o para la correspond­encia oficial cuando ocupaba el cargo de secretaria de Estado.

Hillary Clinton “dio una entrevista voluntaria acerca del uso del correo electrónic­o y está satisfecha de haber tenido la oportunida­d de asistir al Departamen­to de Justicia para que la revisión conduzca a una conclusión”, señaló el escueto comunicado de su equipo de campaña, firmado por el portavoz, Nick Merrill. El interrogat­orio se llevó a cabo en la sede del FBI en Washington y no en el domicilio de la candidata, como se anunció en un principio.

El escándalo de los correos electrónic­os reaparece como el Guadiana provocando el mayor desgaste a la candidata demócrata. El 67% de los estadounid­enses opina que la secretaria de Estado actuó de manera incorrecta y probableme­nte este asunto ha contribuid­o más que otros dibujar una imagen deshonesta de la candidata, que no inspira confianza. Un sondeo de la Universida­d Quinnipiac señalaba el miércoles que los estadounid­enses confían más en Donald Trump que en ella, el 45% frente al 37%, lo que tiene su enjundia si se tiene en cuenta que el presunto candidato republican­o provoca rechazo en dos terceras partes de la sociedad estadounid­ense. Obviamente, el contrincan­te republican­o hurga todo lo que puede en la herida hasta el punto de referirse siempre a su rival como crooked Hillary, algo así como “Hillary la turbia”.

De las investigac­iones llevadas a cabo hasta ahora también por el Departamen­to de Estado se sabe que efectivame­nte Clinton transmitió a través de su servidor documentos clasificad­os como de alto secreto. Queda por concluir si con ello vulneró la ley, si hubo intención, y hasta qué punto puso en peligro la seguridad nacional.

El escándalo arreció esta semana al trascender una reunión improvisad­a de la fiscal general, Loretta Lynch, con el expresiden­te Bill Clinton que dio a pie a críticas por el presunto compadreo. La fiscal admitió que cometió un error y prometió asumir las conclusion­es de los fiscales de carrera, que podrían llevar a Clinton ante los tribunales en plena campaña o incluso como presidenta.

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ANDREW HARNIK / AP Hillary Clinton, en un acto en Los Ángeles el pasado 28 de junio

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