El PP evita presionar a Sánchez y espera que el comité federal reflexione
Rajoy confía en que el debate acabe dando luz verde al gobierno con una abstención
Mariano Rajoy ha trasladado a sus principales colaboradores en el Gobierno y en el PP su voluntad de retrasar las negociaciones con el PSOE a pesar de que un acuerdo con el partido de Pedro Sánchez sea la principal baza con la que cuenta el presidente del Gobierno en funciones para renovar su estancia en la Moncloa.
La tesis de fondo que justifica esa estrategia es que los tiempos hay que manejarlos bien y de eso sabe mucho Rajoy. Una negociación puede fracasar por precipitarse.
Por ello, y dadas las declaraciones públicas de los socialistas, incluido Pedro Sánchez en las que rechaza el deseo de Mariano Rajoy de hacer al PSOE socio preferente, el PP ha decidido esperar a que el 9 de julio se reúna el comité federal de los socialistas antes de plantearse una reunión formal con su secretario general. Así dará tiempo a la celebración de la reunión del máximo órgano del PSOE entre congresos que debe analizar la situación creada tras las elecciones. El PP considera “relevante” esa cita y en espera de que los socialistas aclaren su postura, Rajoy está dispuesto a tener paciencia.
No obstante, eso no quiere decir que el presidente del Gobierno en funciones no haya hecho ya una primera llamada al líder del PSOE, aunque haya sido una mera toma contacto, sin más.
Los populares son conscientes de que Pedro Sánchez y el PSOE van a recibir muchas presiones internas y externas para que facilite la formación de gobierno o que al menos se abstenga. En el PP sostienen que “no hay más que escuchar a algunos de los dirigentes más destacados del PSOE” que ya empiezan a pronunciarse a favor de que la segunda formación política del país no bloquee la creación de un gobierno. Nadie se puede permitir ir a unas terceras elecciones, y que Mariano Rajoy sea o no presidente puede depender, única y exclusivamente del PSOE.
El PP quiere quedarse al margen de las presiones que puedan recibir los socialistas y mantener un comportamiento que en ningún caso pueda ser afeado por los responsables del PSOE, llegado el caso en el que se plantee un acuerdo. Por esa razón, el PP, ni Rajoy ni ningún otro dirigente popular, mantendrá ningún contacto con ningún dirigente socialista que no sea el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, o el equipo negociador que él designe. Para que no se le pueda acusar de injerencia.
La orden de silencia decretado por Rajoy afecta en especial a los dirigentes territoriales que sólo mantendrán los encuentros habituales a los que les obligan las relaciones, bien de gobierno a gobierno, en el caso de que sea necesario, o en cada Comunidad entre los que correspondan. Todo, aseguran en el PP, para que Pedro “no pueda utilizarlo” para no negociar.
Lo último que quiere Rajoy es que el PSOE se cierre en banda, y más después de la experiencia de diciembre pasado, cuando Pedro Sánchez le lanzó en el Palacio de La Moncloa, en la primera reunión tras las elecciones, su negativa a hablar, fuera de lo que fuera, en una reunión tensa que no duró más de media hora, y que acabó en aquella expresión del secretario general del PSOE de “no es no, ¿qué parte del no, no ha entendido?”.
A pesar de las primeras manifestaciones del PSOE contrarias a llegar a un acuerdo con el PP, los populares son optimistas, y a pesar de la premura que Rajoy quiere imprimir a esas negociaciones, creen que hay tiempo para poder conseguir, si no la gran coalición, si que los socialistas faciliten la investidura de Rajoy, para evitar unas terceras elecciones.
No obstante, lo que Rajoy pretende es empezar las negociaciones más pronto que en diciembre, cuando se esperó a la constitución del Congreso para poner documentos encima de la mesa. Rajoy quiere aprovechar esas dos semanas previas a que el Congreso arranque. En ese tiempo, el PP cree que la realidad y la posibilidad de esas terceras elecciones, pueden hacer que la necesidad de un gesto de los socialistas para que se forme gobierno “caiga por su propio peso”. O al menos en eso confía el Partido Popular.
El líder del PP ordena a sus barones que eviten presionar a sus homólogos del PSOE
No obstante el presidente en funciones quiere empezar cuanto antes las negociaciones