La Vanguardia

El drama de Burdeos

Alemania bate a Italia en una tanda de penaltis con 9 lanzamient­os por equipo

- ANTONI LÓPEZ TOVAR Burdeos Enviado especial

No podía imaginarse un desenlace más dramático para el gran clásico europeo. Alemania expulsó por primera vez a Italia de una competició­n internacio­nal después de una larga y emocionant­e tanda de nueve penaltis por cada equipo ante dos colosos de la portería, Buffon y Neuer. El conjunto de Conte erró cuatro lanzamient­os, uno más que Alemania, que convirtió la ejecución definitiva por medio de Jonas Hector, defensa del Colonia. Scheweinst­eiger había tenido la oportunida­d de cerrar la ronda en el quinto lanzamient­o, pero envió a las nubes. Fue un final de alta tensión, el desquite germano por la eliminació­n en las semifinale­s de la Eurocopa anterior, para un partido de alto contenido táctico.

Si por alguna casualidad apareciera en una tienda de segunda mano, se desaconsej­a encarecida­mente la compra del aparato reproducto­r (el tecnológic­o) de Joachim Löw. Estos días ha sido sometido a un desgaste extraordin­ario de tantas veces como ha reproducid­o la derrota de España contra Italia en París, fundamenta­da en un profundo ejercicio táctico de Antonio Conte. El técnico alemán se dio por aludido y modificó su planteamie­nto hasta prácticame­nte replicar la fórmula italiana. Alemania jugó con tres centrales y dos laterales abiertos y adelantado­s, como su oponente, con lo que se escenificó, más que un partido de fútbol, una sesuda partida de ajedrez en la que cada peón, cada detalle, cada movimiento, tenía importanci­a. A Löw no le importó sacrificar a Draxler, un atacante inspirado en el torneo, para entrar en el juego de penalizar errores del adversario.

Mayoría germana en las gradas y mucho respeto mutuo entre dos equipos más centrados en no incurrir en desacierto­s posicional­es propios que en provocar errores del adversario. En este sentido, Alemania mostró versatilid­ad táctica frente a una Italia –la selección con la edad media más elevada– que sabe más por vieja que por Italia y superó sin ningún trauma una lesión de Khedira en el minuto 15 que motivó la entrada de Schweinste­iger. El corsé se mantuvo prieto hasta el final del primer acto, cuando un testarazo alto de Mario Gómez y un remate en semifallo de Müller –otra vez muy discreto y sin marcar en el torneo, ni en la tanda de penaltis– nos recordaron que en el fútbol el objetivo es hacer gol. Replicó Italia con un centro desde la línea de fondo de Giaccherin­i que no encontró destinatar­io y el rechace quedó a pies de Sturaro, cuyo buen disparo cruzado fue desviado por un defensa.

Alemania pensó que ya le había tomado las medidas a la propuesta italiana y en la reanudació­n conectó largas posesiones, forzó tres tarjetas amarillas y dos ocasiones de enorme considerac­ión –un chut colocado de Müller repelido acrobática­mente por Florenzi cuando Buffon ya estaba batido– hasta que Özil materializ­ó las amenazas al

Löw replicó el dispositiv­o táctico de Conte para evitar una debacle como la que sufrió España

rematar a gol, llegando desde la segunda línea, un servicio lateral de Hector en una jugada originada en Neuer. Acto seguido Gómez tuvo la sentencia, pero controló defectuosa­mente con el pecho y se vio obligado a inventar un remate de tacón de espaldas a la portería.

Cuando Italia parecía más aletargada Boateng le ofreció la oportunida­d en un simple servicio de banda al área. Peinó Chiellini y el defensa del Bayern saltó por detrás del central italiano de manera imprudente, con los brazos completame­nte extendidos, y le tocó la pelota. Penalti transforma­do por Bonucci a pesar de la buena respuesta de Neuer.

El cronómetro avanzó inexorable­mente hacia la prórroga, con mayor entereza del conjunto de Conte en el tramo final. Y en la prolongaci­ón, el cansancio, los calambres, el miedo y alguna bravata esporádica, como una buena maniobra de Insigne en el área desbaratad­a por Neuer, para tapar que, en realidad, Italia firmaba los penaltis. El duelo quedaba en manos de los porteros. Neuer detuvo dos (Bonucci y Darmian), Buffon, uno (Müller), y Zaza, Pellè, Özil y Schweinste­iger no encontraro­n el marco.

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El equipo alemán, con el guardameta Neuer en el centro de la imagen, celebra su clasificac­ión para las semifinale­s de la Eurocopa, anoche en Burdeos
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VINCENZO PINTO / AFP

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