Un mal negocio para Isabel II
LA manifestación de decenas de miles de personas por el centro de Londres contra la salida del Reino Unido de la UE y a favor de un nuevo referéndum pasó cerca de Buckingham Palace, pero entre las múltiples pancartas no había ninguna dedicada a la reina Isabel II. A la monarca se le supone la neutralidad en las cuestiones de Estado, pero durante la campaña por la consulta se han filtrado rumores que los partidarios del Brexit han utilizado en su beneficio. Robert Lacey, el biógrafo real, reveló en The Daily Beast una frase atribuida a la reina en una cena de amigos: “Dadme tres buenas razones por las que el Reino Unido deba ser parte de Europa”. La respuesta de Buckingham fue la esperada: “La reina está por encima de la política y actúa siguiendo el consejo del Gobierno”. Tres meses antes, The Sun había titulado en su portada: “La reina apoya el Brexit”. El diario de Murdoch basaba su información en una frase que supuestamente habría dicho en una recepción, en el sentido de que Europa avanzaba en una dirección equivocada.Y aunque el diario tuvo que rectificar porque el organismo regulador de los medios se lo exigió, la duda quedó en el aire.
Isabel II se enteró del resultado de la consulta por su secretario mientras el matrimonio desayunaba tostadas y mermelada de naranja, cereales y té darjeeling . Al rato llamó David Cameron, por quien la reina siente debilidad. Ha conocido a una docena de primeros ministros desde Winston Churchill, pero Cameron es su favorito. El Brexit abre incertidumbres a los Windsor. La salida de Escocia del Reino Unido la empobrecería. Perdería su residencia de Holyrood, en Edimburgo, y debería vender Balmoral, su castillo en las tierras altas. Sus tierras agrícolas dejarían de recibir subvenciones de la PAC y su patrimonio inmobiliario y bursátil bajaría en picado. Así que habrá que convenir que, más allá de nostalgias, es imposible que fuera favorable al Brexit, porque puede ser el peor negocio para la monarquía británica.