Vuelve el cuarto cinturón
La licitación del estudio informativo entre Terrassa y Granollers reabre el debate sobre el futuro de la autovía y enfrenta a empresarios y ecologistas
Tras más de 20 años dando coletazos en la gestión de infraestructuras de la Generalitat, el cuarto cinturón –diseñado para unir Abrera (Baix Llobregat) con Granollers (Vallès Oriental)– vuelve a la palestra. El Ministerio de Fomento acaba de licitar el estudio informativo del tramo de 35 kilómetros que separan Terrassa de Granollers y calcula que la obra podría tener un coste de unos 403 millones de euros, lo que supondría un encarecimiento de 50 respecto al último trazado proyectado.
La autovía orbital, conocida también como B-40 o ronda del Vallès, ha sido polémica desde sus inicios. Sus firmes defensores son el empresariado (Cecot, cámaras de comercio de Terrassa, Sabadell y Barcelona) y partidos como CiU, PSC y PP. Mientras que sus detractores (ecologistas, la Campaña contra el Cuarto Cinturón, Unió de Pagesos y partidos como ERC, CUP o ICV-EUiA) alertan del impacto ambiental y de que es una vía desfasada que no soluciona la movilidad metropolitana. Actualmente, sólo hay construidos dos breves tramos discontinuos entre Abrera-Olesa y Viladecavalls-Terrassa que suman ocho kilómetros.
El estudio informativo, que se ha licitado por 1,89 millones de euros, definirá las diferentes alternativas de trazado y es el paso previo a la redacción del informe de impacto ambiental, caducado desde el 2013. El presidente de la Cecot, Antoni Abad, se muestra esperanzado de que el nuevo anuncio acelere una infraestructura “vital para la economía catalana”. Cita el estudio que la patronal y la Diputación de Barcelona encargaron al Institut Cerdà en febrero. “El tramo entre Abrera y Terrassa tendría un impacto económico de 252 millones de euros, de los que 124 millones” se obtendrían únicamente con la construcción de esta infraestructura y los 128 millones restantes resultarían de su explotación en unos 20 años. Según el estudio, más de 2.500 vehículos circularían por ella cada día, y las empresas se ahorrarían seis millones de euros anuales en transporte. Abad defiende que “la obra se tiene que hacer bien, minimizando el impacto ambiental y teniendo en cuenta las necesidades del territorio”.
Territori de la Generalitat reclama que sea Catalunya quien defina las medidas necesarias para resolver la movilidad entre el Vallès Occidental y el Oriental. La Conselleria pide que “cualquier posible trazado del cuarto cinturón tenga en cuenta previamente el estudio que ha de elaborar el Gobierno catalán, los ayuntamientos y entidades de ambas comarcas”.
El portavoz de la Campaña Contra el Cuarto Cinturón (CCQC), Toni Altaió, se muestra escéptico sobre las posibilidades reales de que el estudio vea la luz pronto y explica que la plataforma estudia nuevas alegaciones. “Es curioso que el estudio se licitara a dos días de las elecciones con un gobierno en funciones”, observa. Altaió argumenta que la autovía es un “proyecto innecesario” porque “no solucionará los problemas de movilidad del área metropolitana. Con el apoyo del territorio, la Generalitat tiene que optimizar las infraestructuras actuales, hacer microcirugía y apostar por la movilidad ferroviaria”. Altaió ve que la obra “nunca ha sido una prioridad para ningún gobierno central, y la licitación del estudio informativo responde más a una estrategia para crear tensión dentro del Gobierno catalán”, integrado por Convergència y ERC.
El coste de la obra, de 35 kilómetros, se estima en unos 400 millones, 50 más que el proyecto anterior