Barcelona blinda 38 antiguas fábricas del Raval
El gobierno municipal suspende licencias sobre las edificaciones de finales del siglo XVIII y el XIX para estudiar su preservación
Antes que el Poblenou se convirtiera en la Manchester del sur de Europa, la Barcelona enclaustrada en sus murallas tuvo que buscar una solución a su incipiente industrialización urbana y lo hizo al otro lado de la Rambla. De esta manera, a finales del siglo XVIII y hasta buena parte del siglo XIX, se fueron implantando en lo que hoy es el barrio del Raval, en Ciutat Vella, una serie de edificaciones industriales que combinaban en una misma pieza la fábrica con la residencia. Muchas de esas construcciones no fueron protegidas patrimonialmente, lo que propició que muchas de ellas desaparecieran como consecuencia de operaciones inmobiliarias y que se eliminaran así los vestigios del pasado fabril del Raval. Sin embargo, aunque con la amenaza de la piqueta, algunas han sobrevivido. Por ese motivo, la comisión de gobierno del Ayuntamiento de Barcelona aprobó el pasado jueves la suspensión de licencias sobre 38 edificaciones de esa época, primer paso para su posible protección como elementos de interés patrimonial de nivel B (bien cultural de interés local) y C (bien de interés urbanístico), lo que en la práctica supondría la conservación de los elementos que sean catalogados.
La suspensión de la concesión de licencias de obras impide, de entrada, la demolición de estas 38 casas taller o casa fábrica. Se abre de este modo un proceso en el que se estudiará qué es lo que merece la pena conservar de estas edificaciones.
Las casas fábrica del Raval estaban pensadas para ofrecer alojamiento a los trabajadores, que en muchos casos procedían de fuera de Barcelona. Surgieron a imagen y semejanza de la revolución industrial inglesa y son el resultado del paso de la producción artesana en obradores a una producción masiva y continuada en la que los edificios ya se construyen con esta finalidad. Este modelo productivo fue el que, a lo largo del siglo XIX, dio lugar a la construcción de las grandes fábricas barcelonesas extramuros (Can Batlló, Can Saladrigas, La España Industrial, Fabra i Coats) y en el interior de Catalunya a las colonias industriales fluviales (colonia Sedó colonia Güell, l’Ametlla de Merola).
El Ayuntamiento ha localizado un total de 59 piezas industriales en este sector de Ciutat Vella. Algunas de ellas ya gozaban de algún tipo de protección, pero muchas han padecido modificaciones, mutilaciones y derribos. Han sobrevivido 38 que se conservan parcialmente y que ahora serán objeto del estudio que determinará qué grado de preservación hay que aplicar sobre ellas.
La localización de estas edificaciones indica la presencia de un eje muy marcado sobre la traza de las actuales calles Om, Riereta y Sant Vicenç. Sobre este eje se ubica una buena parte de las casas fábrica, que evitaban instalarse en los caminos que salían de la ciudad hacia Poniente, que en esa época ya estaban muy edificados.
Historiadores como David Íñiguez, profesor de Ciencias Sociales de la Universitat de Barcelona, ya defendían en un reportaje publicado por la edición digital de La Vanguardia la importancia de preservar el patrimonio industrial del Raval, un barrio que “no va sobrado de fábricas de mediados del siglo XIX tan singulares y con tanta historia, y todavía menos con los diferentes usos que tuvo y nos explican tantas cosas de nuestro pasado”.
Estas construcciones, primeros vestigios de la revolución industrial, no gozaban de ningún tipo de protección