Los artistas nunca mueren Lyon. Enviado especial
Quaresma se reinventa y se convierte en el jugador más decisivo del torneo
Un ejército de jóvenes talentos pretendía ponerse en el escaparate en esta Eurocopa. Desde Rashford hasta Dele Alli pasando por Dier, Kovalenko, Bellerín o Milic. Todos estos ya están de vacaciones. En cambio, un jugador que entró en Francia por una puerta discreta, asumiendo por una vez el papel de suplente a sus 32 años, se ha convertido en el más decisivo del torneo. El díscolo Ricardo Quaresma marcó en la prórroga el gol del triunfo portugués contra Croacia en los octavos y convirtió el penalti definitivo ante Polonia en los cuartos. “Sentí que tenía el país en mis manos”, explicó al salir del vestuario, dos horas después de la tanda, encumbrado como héroe nacional.
Nunca le ha gustado pasar desapercibido en los terrenos de juego, con un estilo individualista y exhibicionista, una peculiaridad con la que se ha construido una carrera plagada de altibajos. Si puedes hacer un buen dríbling ¿para qué vas a pasarla al compañero? Y si también puedes llamar la atención fuera del campo, mucho mejor. Del vestuario del Vélodrome salió un hombre convertido en lienzo por obra de los tatuajes. En los dedos, una frase, True love (el amor verdadero); en el brazo derecho bien visible el nombre de su madre, Fernanda; en el rostro, dos lágrimas de tinta cuyo significado se desconoce a ciencia cierta pero que representan una novedad en el equipo de hombres grabados que es Portugal, con la salvedad de Cristiano.
Quaresma, que habló pausado y reflexivo, ha encontrado la humildad en la madurez y cerrará su trayectoria internacional de manera decente. No es el mismo jugador que fue a las Eurocopas del 2008 y el 2012, en la que no llegó a jugar, ni el que se peleó con todos los seleccionadores (Scolari, Queiroz, Paulo Bento). Fernando Santos, con el que ganó títulos con el Oporto, ha comprendido la complejidad de Quaresma. “Al final del encuentro de Portugal en cuartos de final contra Polonia me di un abrazo con el seleccionador –dijo el futbolista–, un abrazo que significó mucho para mí. Es un entrenador al que respetaré siempre, pues ha sido el único seleccionador que me ha dado la confianza que necesitaba. Le tengo que agradecer todo lo que ha hecho por mí”.
Para los compañeros es Harry Potter, por la magia de su técnica, o O cigano, el gitano, por la etnia de su madre. Un delantero especial por el que el Barça pagó 6 millones de euros hace 13 años, pero no cumplió las expectativas, con 10 partidos de titular, 12 como suplente (999 minutos de juego) y un solitario gol. Se fracturó un pie, tuvo una mala relación con Frank Rijkaard y especialmente con su ayudante, Ten Cate, y al final del primer año pidió regresar a Portugal aunque le quedaban tres más de contrato. “En el Barça no aprendí nada bueno”, manifestó en aquella época, despechado, después de firmar con el Oporto.
A pesar de la edad, y de que en el 2014 estuvo siete meses sin jugar en lo que parecía el final de su carrera –lo recuperó el Oporto y su presentación fue todo un acontecimiento–, Ricardo Quaresma se ha reinventado y se está dando el último homenaje en Francia. Ha dejado de lado la faceta artística y exhibicionista para interpretar un juego mucho más pragmático. “El fútbol no es lo mismo que hace tres o cuatro años, te tienes que adaptar. Los jugadores más técnicos como yo hemos demostrado que también estamos preparados para este tipo de juego”, afirma. No ha jugado mucho en Francia, pero quizá más de lo que esperaba, y ha intervenido en los cinco partidos.
EL NUEVO FÚTBOL “Los más técnicos como yo también estamos preparados para este tipo de juego”