El Cádiz siempre vuelve
Después de seis años y una temporada repleta de problemas y trifulcas, resurge la fiebre amarilla
El pasado martes jugadores y directiva del Cádiz caían rendidos de agradecimiento a los pies de la imagen de Jesús Nazareno, regidor perpetuo de la ciudad. Algunos, como Dani Güiza, literalmente, fruto de las muchas horas de celebración por el ascenso a Segunda División. El agradecimiento a la divinidad estaba plenamente justificado porque el éxito del club andaluz ha tenido esta temporada los ingredientes de un auténtico milagro, con Dani Güiza elevado a los altares: “Pisha, vaya follón he montado”.
Seis años después de que el Cádiz consumara un doloroso descenso a Segunda B en el estadio Rico Pérez, el mismo escenario servía como marco para la explosión de alegría que embargó el domingo al equipo, que se transmitió en directo a los cuatro mil seguidores que se habían desplazado hasta Alicante, y vía wifi a los miles que seguían el partido en los bares de la Avenida, de Puerta Tierra, del Casco Antiguo o en la playa de Santa María de la Victoria.
El Cádiz, que en las dos últimas promociones había visto cómo los seguidores del Oviedo y del Bilbao Athletic celebraban en el Carranza su ascenso, tiene a gala haber sido el primer club que mejora de categoría después de terminar cuarto en la temporada regular. Los amarillos han tenido que disputar tres rondas de eliminatorias: seis partidos, de los que han ganado cinco y empatado uno, sin recibir ni un solo gol. Un final inesperado para un equipo que ha transitado durante esta temporada entre la desesperación y la trifulca a todos los niveles.
Durante seis largos años, el Cádiz, un equipo en cuyas filas han militado jugadores de enorme categoría como Kiko, Quevedo, Calderón o Mágico González, ha sobrevivido en el pozo de la competición. Con una historia, una afición y un estadio de Primera, regalo de la exalcaldesa Teófila Martínez, los amarillos han visto cómo año tras año se frustraban todos los esfuerzos por recuperar una categoría digna. En 2012 el Cádiz tocó suelo y terminó la temporada como quinto equipo de la provincia, por debajo de Xerez, San Fernando, Atlético Sanluqueño y la Balompédica Linense.
Nada hacía prever que este fuese el año de conseguir el ansiado ascenso. La pretemporada comenzó torcida. El fichaje de Dani Güiza, campeón de la Eurocopa del 2008, desencadenó un violento movimiento en contra del jugador, de 36 años ¿El motivo? Su ascendencia jerezana, su paso por el rival y sus pasadas declaraciones sobre el Cádiz.
Los gritos de “¡Güiza, muérete!” eran los más suaves en su presentación. Así hasta que en el primer partido de Liga, el jerezano anotó el primer gol de la temporada, en esa ocasión al Recreativo de Huelva. Las buenas prestaciones de Güiza, que parece haber asentado definitivamente la cabeza en su vida personal, fueron calmando las aguas.
Segundo milagro, el nuevo entrenador. Con el equipo vagando sin rumbo durante toda la temporada, la directiva pensó en ofrecer el puesto al exjugador Salva Ballesta. Sólo el rumor provocó otro incendio entre la afición. Las brigadas amarillas se negaron en redondo. ¿Motivo? Sus manifestaciones de españolismo cercano a la ultraderecha. Algo insoportable para una afición que, en su gran mayoría, apoya a las formaciones de izquierdas y nacionalistas andaluzas.
La directiva optó por Álvaro Cervera para sustituir a Claudio Barragán. Faltaban cuatro jornadas para acabar la Liga y la suerte parecía echada. Misteriosamente el equipo mejoró y acabó logrando el ascenso para entusiasmo del alcalde podemita de la ciudad, Kichi, que al menos en un par de ocasiones ha perdido los papeles y las formas llevado por su quizás exacerbada pasión amarilla.
PRIMER CUARTO QUE ASCIENDE
En el 2012 era el quinto club de la provincia tras Xerez, San Fernando, Sanluqueño y la Balompédica Linense
UNA GRADA DE IZQUIERDAS
La afición protestó el fichaje de Güiza y frenó la contratación de Salva Ballesta por ultraderechista