“Si el producto no gusta, nada tiene sentido”
En 2011, Jordi Mayals y Albert Capella fundan L’estoc, un proyecto innovador con impacto social y ambiental. Jóvenes carpinteros con discapacidad intelectual elaboran piezas únicas artesanales con materiales reutilizados y reciclados, como puertas o bobinas. Queríamos potenciar sus capacidades, demostrar que tienen un lugar en el mercado laboral, y contribuir a preservar el entorno.
Y todo desde una empresa “normal”. Sí, somos una empresa como cualquier otra y con las dificultades con que se encuentra todo emprendedor: crear un equipo, buscar financiación, un local céntrico...
La ubicación era importante. Queríamos que la tienda y el taller estuvieran en un mismo espacio, para que el cliente pueda ver cómo trabajamos, y céntrico, para que los chicos puedan venir en transporte público, ir al bar de la esquina, etc. O sea, interaccionar con el entorno y normalizar su realidad.
¿Fabricar productos con impacto social y medioambiental ayuda a captar clientes? A captarlos no lo sé, pero sí a fidelizarlos. Nuestros principales clientes -tiendas, bares, hoteles...- vienen porque les gustan nuestras piezas. Tenemos claro que si el producto no gusta, toda la vertiente social y ambiental que hay detrás tiene poco sentido y poco futuro.
¿Cuál es el futuro de L’estoc? A raíz de participar en BBVA Momentum Project, nos hemos aliado con la empresa social Ampans, lo que nos permitirá crecer. Cuando eres pequeño, el día a día te absorbe demasiado.