La crisis de Vueling
VUELING, la compañía aérea de bajo coste con base en El Prat de Llobregat, que empezó a operar en el 2004 con sólo dos aviones, está atravesando un mal principio de temporada veraniega. Tras años de bonanza, crecimiento y balance positivo, Vueling afronta ahora su peor crisis. Vuelos retrasados o cancelados y miles y miles de pasajeros bloqueados en aeropuertos a la espera de partir de su ciudad o de regresar a ella han sido en los últimos días una constante en la prensa.
Este diario valora la trayectoria histórica de Vueling, una aerolínea basada en Barcelona que durante años ha protagonizado una historia de éxito. En un mercado muy competitivo, Vueling ha sabido labrarse su espacio, ofreciendo un servicio adecuado.
Dicho esto, añadiremos que el prestigio –incluso el acumulado laboriosamente a lo largo de los años– es frágil. En particular, cuando la gestión de la compañía no raya a la altura prevista. Esto es, precisamente, lo que ha pasado en Vueling en este aciago inicio veraniego, tan pródigo en retrasos y vuelos cancelados.
Los responsables de Vueling han atribuido las irregularidades del servicio a la huelga de controladores en Francia, que habría alterado los ritmos de salidas y llegadas. Pero parece fuera de discusión que la compañía ha afrontado el verano con el deseo de maximizar los resultados y, a tal fin, ha exigido más de la cuenta a la plantilla de empleados y a la flota de aviones disponibles. Así lo indica, al menos, el hecho de que en las últimas horas se esté intentando reparar este error de cálculo a base de contratar más pilotos y poner en circulación más aeronaves, de manera que el servicio recupere unos parámetros de normalidad que jamás debiera haber dejado atrás.
La masificación, en este caso de los vuelos comerciales, no puede ser una excusa para justificar un servicio deficiente. La propia compañía Vueling lo argumenta así en su web corporativa. No es de recibo que el afán de aumentar los beneficios redunde en un empeoramiento del servicio. Durante un tiempo esta estrategia puede rendir frutos. Pero a medio y largo plazo sus efectos pueden asemejarse a los del suicidio. La fiabilidad es un valor muy apreciado entre los consumidores.
Cambios en el equipo de gestión, erróneos cálculos de programación y pocos recursos humanos y materiales pueden explicar esta crisis. Pero no la justifican. Los viajeros que pagan con antelación sus pasajes tienen unos derechos que no deben ser conculcados en ningún caso. Confiamos en que Vueling corrija su gestión y vuelva a dar buen servicio. Cuanto antes, mejor.