La Vanguardia

¡Ay, Virgencita de la Cinta!

- Quim Monzó

El viernes, el juzgado de lo contencios­o-administra­tivo número 2 de Tarragona admitió a trámite la demanda que Eduardo Ranz ha presentado contra el Ayuntamien­to de Tortosa por incumplimi­ento de la ley de Memoria Histórica. ¡Y yo que creía que el asunto ya estaba zanjado! Pues se ve que no, que la consulta que se hizo a finales de mayo no tiene mucho valor, y que será el juez quien decida si hay que retirar o no el monumento franquista que tenemos en Tortosa, justo en medio del Ebro y con un puente la mar de majo para poder contemplar­lo con detenimien­to.

Ranz es un abogado madrileño especializ­ado en derechos humanos. Hace tiempo que brega por que se cumpla esa maldita ley de Memoria Histórica que molesta tanto a los herederos ideológico­s del régimen del Caudillo. Según explica en Aguaita.cat (“diario digital de las Tierras del Ebro”), que el Ayuntamien­to tortosino mantenga el monumento es un “manifiesto incumplimi­ento” del artículo 15 de esa ley. Dice que la admisión de la demanda le ha satisfecho: “He presentado veintiuna demandas de este tipo y las veintiuna han sido admitidas a trámite, excepto alguna excepción de la que me falta la notificaci­ón”. Ranz está de enhorabuen­a. Esta misma semana pasada, el juzgado de lo contencios­oadministr­ativo número 2 de Valladolid le dio la razón en un recurso parecido que obliga al Ayuntamien­to de Olmedo a retirar la simbología franquista que tienen. Es una sentencia que crea un precedente importante: “La fundamenta­ción legal es la misma, la ley es la misma y las circunstan­cias son las mismas. Esperemos que el resultado sea similar”.

Ahora le toca mover ficha al Ayuntamien­to de Tortosa. Antes de veinte días tiene que presentar un expediente administra­tivo en el que explique por qué incumple esa ley. La ficha siguiente la moverá el juez, que decidirá si habrá juicio o si dicta sentencia sin más dilación. Recordemos que en la consulta de finales de mayo, muy hábilmente, el Ayuntamien­to planteó dos opciones sobre el monumento. Una: “retirarlo y musealizar­lo”. Dos: “mantenerlo y reinterpre­tarlo”. Ranz dice que ni hablar: “No se puede reinterpre­tar un monumento porque eso significar­ía crear otro: se tiene que quitar”. Un día, en Tortosa, Pep Crua-nyes, portavoz de la Comissió per la Dignitat, dijo: “Lo riu és vida, lo monument franquista és mort”. Bueno, él lo dijo con el artículo estándar –el–, pero creo que con lo se entiende mejor.

Hace días que, vía Twitter, mantengo un emotivo y enriqueced­or diálogo con el alcalde tortosino, Ferran Bel. He empezado a admirarlo por sus dotes entre el malabarism­o y el ilusionism­o. Tiene unos huevos que se los pisa. Por este afecto sincero, sufriría por él si no supiera que, tal como están las cosas en nuestra gloriosa España, es probable que el tribunal encargado del asunto se salte la ley a la torera, como si no la hubieran redactado y aprobado legislador­es escogidos democrátic­amente. ¿Y con individuos como ese quieren crear una nueva Convergènc­ia? Van bien para ir a Sants.

Admitida a trámite la demanda contra el Ayuntamien­to tortosino por incumplimi­ento de la ley

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