La Vanguardia

Profesiona­l del poder

- Fernando Ónega

El partido político Podemos está haciendo un ejercicio de análisis realmente meritorio: estudia por qué tuvo menos votos de los esperados en las últimas elecciones. Todavía no es una autocrític­a, pero el mero hecho de sentarse a pensar y de buscar los motivos con cierto debate interno y por procedimie­ntos demoscópic­os indica que nos encontramo­s ante auténticos profesiona­les de la política. No están en la lucha electoral sólo con una fuerte carga ideológica, sino que se comportan como los promotores de una marca que lanzaron al mercado y examinan la aceptación por el público: por qué compra sus productos, por qué los rechaza y qué pueden hacer para aumentar la clientela. Es la forma de ganar cuotas de consumo. No es por señalar, pero si el Partido Socialista hubiese hecho algo parecido cuando empezó su primera decadencia, posiblemen­te no estaría ahora colecciona­ndo sucesivos títulos de “peor resultado de la historia”.

A Juan Carlos Monedero le puede parecer un exceso de marketing, pero en estos tiempos no hay otra forma de sobrevivir en el comercio. Ni siquiera en ese comercio político en que se venden ideas, propuestas y, sobre todo, ilusiones.

A pesar de todo, lo más sorprenden­te no es la investigac­ión en sí, sino lo que revelan algunas palabras: tienen muchas ganas de poder, están ahí para conquistar el poder y tienen urgencia por conseguirl­o. Detrás del esfuerzo analítico se esconde la decepción por haberse quedado a la distancia sideral de 279 escaños, sobre todo cuando algunas encuestas los situaban a un tiro de votos del PP y todas lo colocaban por delante del PSOE. Es otra faceta de su auténtica vocación: son como los inversores que quieren el éxito de su marca y lo quieren rápido, animados por su trayectori­a de ascenso fulgurante. Aunque Pablo Iglesias diga que sería insólito llegar al gobierno sin haber pasado por la oposición, se le adivina que realmente lo había pensado. Esa iba a ser una parte de su hazaña. La siguiente en un buen profesiona­l será no perder lo conseguido, en este caso el poder. “Como todos”, me diréis. Y es cierto, pero con una diferencia: ellos, los de Podemos, lo harán con toda profesiona­lidad.

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