Los niños sí deben comer por la mañana
Elena Roura, dietista de la Fundació Alícia, cree que es fundamental que los niños desayunen: “Ellos duermen muchas más horas que un adulto, por tanto pasan muchas más horas sin comer, y por eso es especialmente importante que repongan combustible para afrontar el día”. Además, para la presidenta del Col·legi de DietistesNutricionistes de Catalunya Nancy Babio, salir de casa con el desayuno en el estómago ayuda a que los niños estén más concentrados y rindan más en el colegio
Según el experto en nutrición y dietética Juan Revenga, algunos de los últimos estudios en este campo corroboran, en líneas generales, un efecto beneficioso del desayuno en el comportamiento, sobre todo en los niños menores de 13 años. Este efecto puede ser contrastado tanto en los niños bien alimentados, como en aquellos que sufren de desnutrición, como en aquellos de bajo estatus socioeconómico. En relación al rendimiento académico –según Revenga–, la evidencia de estos estudios sugiere una asociación positiva entre el desayunar de forma habitual y unas mejores calificaciones. De todos modos Revenga cree que no se puede generalizar y que los primeros estudios que se hicieron sobre esta cuestión pusieron de relieve que si bien existía una relación entre rendimiento escolar, y desayuno, el efecto de no comer por la mañana sobre las funciones cognitivas parecía ser mayor en los niños en situación de riesgo nutricional que entre aquellos que están bien alimentados.
Sobre la composición del desayuno infantil ideal, Roura cree que es importante que este incluya lácteos y fruta por lo general. Por su parte Revenga opina que por desgracia lo que los niños desayunan es “un chute de azúcar” y recuerda que, por ejemplo, el cacao en polvo soluble que los críos se ponen en la leche contiene un 72% de azúcar, y que algunas galletas muy populares –e incluso avaladas en sus envases por asociaciones médicas– tienen un 21% de azúcar entre sus ingredientes. Lo que sí resulta fundamental para los niños es comer en familia y que los padres transmitan buenos hábitos alimentarios. Según Elena Roura, cenar tres veces por semana en familia reduce el riesgo de obesidad y mejora el rendimiento escolar de los niños.
Los últimos estudios corroboran una relación positiva entre desayuno y rendimiento escolar