Estados Unidos celebra la fiesta ciudadana de su independencia
Los Obama celebran su último 4 de julio en la Casa Blanca y los 18 años de su hija Malia
Un 4 de julio se escuchan cosas así en televisión (CNN): –Happy birthday America. Si la Liga de béisbol se denomina “series mundiales”, la exageración de considerar una parte del territorio del norte por todo el continente tampoco resulta tan sorprendente. Forma parte de la hiperbólica idiosincrasia de Estados Unidos.
Todo sin mesura en “la nación más grande en el planeta”, que es como muchos, incluido el presidente Barack Obama, se refieren a este país que ayer cumplió 240 años desde su independencia.
La gran fiesta ciudadana –una de las fechas más viajeras junto al puente de Acción de Gracias–, también es la jornada de las barbacoas, los fuegos artificiales o las banderas de las barras y las estrellas. Y, visto como está el patio mundial, con las recientes matanzas terroristas de Estambul, Dacca y Bagdad, el día también estuvo marcado por un extraordinario despliegue policial y de dispositivos de vigilancia invisibles, sobre todo en Nueva York y en Washington.
Bill Bratton, jefe de los uniformados neoyorquinos, insistió en que la gente festejara sin miedo, que no había amenaza alguna sobre la ciudad –el FBI la descartó a nivel general–, pero que se mantuviera alerta en todo momento.
Feliz y seguro 4 de julio se ha convertido en el nuevo lema.
Al cierre de esta edición no se habían registrado más incidentes que los habituales. Más de tres millones de espectadores presenciales y más de quince millones por la NBC se preveían en la exhibición pirotécnica de la Gran Manzana, la más popular.
Sin embargo, el asunto empezó con mal pie en la víspera. El turista Connor Golden, de 18 y residente en Virginia, sufrió la amputación de una de sus extremidades al pisar un explosivo en una zona de rocas de Central Park.
Los investigadores, que el domingo acordonaron esa zona, descartaron en principio que se tratara de una bomba. Sus pesquisas se dirigieron hacia algún objeto casero –la venta de cohetería está prohibida–, que alguien abandonó porque pensó que no funcionaba. Los agentes no vieron intencionalidad en la acción. Que Central Park no fuera desalojado ya fue una indicación clara de que no veían peligro. Ayer, retirada toda restricción, no pocos se acercaban a ver el lugar.
El 4 de julio del 2016 tuvo un significado especial para la primera familia el país. Por última vez, los Obama vivieron la conmemoración como anfitriones en la Casa Blanca. La velada tuvo un carácter diferente en esta ocasión por cuanto Malia, su hija mayor, cumplió ayer los 18.
Según un comunicado oficial, la meteorología forzó la suspensión de la fiesta exterior que los Obama habían convocado. como siempre en homenaje a los milita-
res, y a la que se esperaban 6.000 invitados. El asunto se quedó con la musica –Janelle Monae y Kendrick Lamar– y unas palabras pronunciadas desde el ala este.
Así que Obama se quedó sin el picnic de las hamburguesas que tanto parece disfrutar. Los estadounidenses se gastaron este fin de semana casi 7.000 millones de dólares en comida y bebida.
Se consumieron 150 millones de perritos calientes. Se supone que están incluidos los 70 que, con sus respectivos panecillos, engulló Joey Jaws Chestnut para recuperar el título de máximo comedor en el famoso concurso de la firma Nathan’s, en Brooklyn.