El patriarca del cine iraní
ABBAS KIAROSTAMI (1940-2016) Director de cine iraní
Cineasta, poeta y fotógrafo iraní, Abbas Kiarostami (Teherán, 1940) falleció ayer a los 76 años en un hospital de París, adonde había viajado para someterse a un tratamiento médico contra un cáncer que le había obligado a pasar por quirófano varias veces en los últimos meses.
Considerado uno de los padres de la llamada Escuela de Teherán, su obra fílmica se caracteriza por un alto contenido filosófico y político, un cine existencialista y nada comercial que rechaza los estándares del cine hollywoodiense y su invasión cultural. Su obra logró dar a conocer el cine iraní en el mundo a la vez que ofrecía una nueva voz frente a la corriente comercial y homogeneizadora. Kiarostami gozaba del reconocimiento de profesionales de la industria como Jean-Luc Godard, quien llegó a decir que “la cinematografía empieza con D.W. Griffith y termina con Abbas Kiarostami”.
Su mayor reconocimiento internacional le llegó en 1997 con la Palma de Oro en el festival de Cannes por El sabor de las cerezas, y con el gran premio del jurado del Festival de Venecia en 1999 por El viento nos llevará, unos premios que se suman a los más de 70 reconocimientos obtenidos a lo largo de toda su carrera.
Ya desde su juventud, Kiarostami demostró un temprano talento por la pintura, por lo que estudió Diseño e Ilustración en la facultad de Bellas Artes de Teherán. Sus primeras experiencias laborales estuvieron relacionadas con ese campo, diseñando pósters e ilustrando cuentos infantiles. Durante la década de los sesenta trabajó en publicidad, realizando anuncios para la televisión y colaborando en la elaboración de créditos para distintas películas.
Fue uno de los impulsores en 1969 del departamento de cine en el Kanun (Instituto para el Desarrollo Intelectual de Niños y Jóvenes), cuya producción se centraba hasta entonces en la publicación de libros. Se inició en el cine como realizador de películas didácticas, mostrando interés hacia el mundo de la educación y de los niños, con los que rodará en multitud de ocasiones, convirtiéndolos en protagonistas de muchas de sus películas. Su primer corto fue El pan y la calle (1970), presentado un año después de casarse con Parvin Amir-Gholi, de quien se divorció en 1982, y con quien tuvo dos hijos: Ahmad (1971) y Bahman (1978). Además de esta obra, realizó otras 12 antes de la revolución islámica.
Tras el cambio de régimen, Kiarostami decidió continuar en el país, y siguió realizando filmes de corte educativo además de firmar la trilogía de Koker (¿Dónde está la casa de mi amigo?, 1987; Y la vida continúa, 1992; y A través de los olivos, 1994), que le daría a conocer a nivel internacional como un director de gran sensibilidad y elevado rigor intelectual. Aunque su reconocimiento definitivo llegó con su séptimo largometraje, El sabor de las cerezas, en 1997, y la obtención de la Palma de Oro.
Sus trabajos posteriores han alternado diversos estilos, desde el drama poético formal en El viento nos llevará (1999) hasta el documental como ABC África (2000) sobre los huérfanos enfermos de sida en Uganda, pasando por Ten (2002), recopilación de 10 conversaciones dentro de un coche.
Su relación con el gobierno iraní, que anteriormente le forzó a abandonar el Kanun en 1989 por las tensiones con la censura, empeoró bajo el régimen de Mahmud Ahmadineyad, por lo que rodó en el extranjero sus dos últimos filmes, el penúltimo de los cuales, Copia certificada (2010), fue censurado por el gobierno persa.
Con ‘El sabor de las cerezas’ obtuvo la Palma de Oro y el reconocimiento internacional