“Elegimos el gesto mínimo que da servicio máximo”
Jean-Philippe Vassal, arquitecto
La arquitectura más conocida es la icónica. La suya casi es la opuesta a la icónica: ofrece a sus usuarios todo lo que necesitan a un precio razonable.
Así es. Hay que reconsiderar con toda sencillez lo que significa producir espacio para sus habitantes. Nosotros elegimos el gesto mínimo que da un servicio máximo y que hace habitable un espacio. Nuestro planteamiento nos lleva a interesarnos por el ahorro económico, pero también a ambicionar la mayor calidad del espacio, del aire, de la luz, de la diversidad de ambientes...
¿Cómo determinó su carrera el hecho de haber trabajado en Níger durante cinco años, con gentes que no tenían nada?
Níger fue una nueva escuela para mí. Me acuerdo perfectamente de aquellos años en África. Estando en el desierto, a 45 grados, comprendí de golpe muchas cuestiones relacionadas con la térmica, con el clima, que me fueron útiles cuando volví a Francia.
¿Qué lecciones aprendió allí que luego haya podido aplicar en la sociedad occidental?
Allí todo se manifestaba de modo muy claro. Las cosas son directas, el clima es duro, como el paisaje, siempre horizontal y desnudo. Allí cada gesto responde al afán de supervivencia. Cuando hace mucho calor, uno busca instintivamente una sombra, una corriente de aire. La inventiva de la gente para escapar a los rigores del clima es sorprendente.
Los parámetros de la sociedad africana son otros. ¿Cómo aplicó aquí lo aprendido allí?
Ahí está la cuestión. Es importante aprender a transcribir, a trasladar ese sistema de soluciones de una sociedad a otra. Eso puede hacerse perfectamente. Por ejemplo, ves a alguien en África que, en una situación de mucho calor, trata de cubrirse la cabeza con un pedazo de tejido. Ese mismo gesto, pero con otros útiles o medios, puede reproducirse en Europa. Esa es la idea de transcripción.
La crisis económica reduce el número de promociones de nueva planta y aboca a los profesionales a la rehabilitación.
Las operaciones de rehabilitación complejas pueden ser muy atractivas, porque cuanto mayor es la complejidad mayor puede ser la capacidad de invención requerida. Las fórmulas de tabula rasa que pueden defender algunos urbanistas son lo peor. Derribar lo existente y construir nuevos edificios no tiene por qué ser una gran solución. Algunas situaciones pueden parecerles irresolubles, imposibles, a la mayoría, pero no a los arquitectos. En materia de resolución de imposibles los arquitectos parten con ventaja. También las rehabilitaciones les permiten demostrarlo.
¿Hay discrepancias entre su socia Anne Lacaton y usted o están de acuerdo en todo?
Nuestra gran virtud como equipo de trabajo es la complementariedad. Trabajamos siempre juntos, y a veces se da una cierta diferencia de ritmo. A veces es ella la que hace avanzar el proyecto, a veces soy yo. Pero no hay desacuerdos serios entre nosotros. Así es como progresamos, avanzando primero un pie, luego el otro, luego el otro.
ÁFRICA “Aprendí mucho en África, donde cada acción responde al afán de supervivencia” AHORRO Y CALIDAD “Nos interesa el ahorro, pero también la calidad del espacio, del aire, de la luz...”