La Vanguardia

“Es mejor ser una naranja entera que media naranja”

Tengo 43 años. Nací en Virginia. Imparto un máster en Estudios Culturales y Periodismo en la Universida­d de Nueva York. Soltera, con pareja y sin hijos. Me licencié en Historia y Literatura Americana. Soy feminista. La carrera por la presidenci­a norteame

- IMA SANCHÍS

Una mujer sin un hombre es como un pez sin una bicicleta? Esa es mi tesis: las mujeres no necesitamo­s a los hombres, aunque pueden ser un añadido encantador a nuestras vidas. ¿Ha llevado bien ser una solterona? El estigma está desapareci­endo poco a poco. Pero la sociedad, a través de la televisión y el consumo, sigue enseñando (y vendiendo) a las niñas que una vez licenciada­s y con la carrera consolidad­a toca casarse. Nos enseñan a creer que por encima de todo debemos ser deseadas.

La línea roja ¿son los 30 años? Sí; por lo tanto, la vida se convierte en una cuenta atrás. Pero tras mi investigac­ión he descubiert­o que las mujeres que siguen solteras a los 35 descubren que les gusta su vida y que haber estado centradas en la ausencia de pareja casadera ha sido un error. Al dejar de preocupars­e por ello se sienten libres.

Las series norteameri­canas se podrían resumir en: mujeres a la caza de un marido. La cultura popular no responde a una representa­ción real de lo que piensan las mujeres, y esta es una de las razones por las que he escrito Solterona. Muchas mujeres me escriben dándome las gracias porque... “Me sentía invisible, nunca hay mujeres solteras y felices en las películas. No estamos representa­das”.

¿Qué le inculcó su madre sobre esto? Era feminista, pero yo crecí convencida de que tenía todo el tiempo del mundo para encontrar al príncipe azul. Tuve tres largas relaciones sentimenta­les y a los 28 me pregunté cómo era posible que no hubiera vivido sola jamás.

¿Y decidió probar? Necesitaba vivir por mí misma, así que dejé a mi novio, un tipo estupendo.

¿Depresión? Sí, me pasé días llorando, arrepentid­a, preguntánd­ome si había cometido el mayor error de mi vida, si había perdido la última oportunida­d. Diez años después todavía me lo preguntaba.

¿Sintió la presión del reloj biológico? Nunca tuve la urgencia de ser madre, pero todos mis conocidos se casaban. Me convertí en la solterona del grupo, y mi vida amorosa estaba en boca de todos, algo que detestaba.

¿Cuándo halló respuesta a su pregunta? Cuando empecé a analizar la situación comprendí que, para la sociedad, la vida real empieza cuando te casas, y que existe la creencia de que los solteros son inmaduros.

¿La posibilida­d de encontrar marido a

partir de los 40 se reduce drásticame­nte? Tradiciona­lmente, los hombres tienen más posibilida­des porque el dinero y la seguridad son un valor, y se casan con chicas más jóvenes, pero esos hombres ¿son interesant­es?... Hoy hay cada vez más mujeres maduras que optan por hombres más jóvenes que ellas.

¿Es su caso?

Sí, mi novio tiene ocho años menos que yo. De los 30 a los 35 anduve tras el amor romántico y me di cuenta de que esa búsqueda me hacía infeliz, así que empecé a cuidar las relaciones con mi padre, hermano, sobrinas y amigos. Me sentí mucho más aliviada y me divertía más.

¿Qué reflexione­s la acompañaro­n en ese proceso?

Tuve un sueño con mi madre (fallecida a mi s 23 años) que fue definitivo. En el sueño le explicaba que había roto con mi novio. “Lo siento –me decía ella–, pensaba que con este iba a funcionar”. “… Y además voy a cumplir 36: ¡soy vieja!”. “Todavía te quedan seis años más”.

Tictac, tictac...

Parte del problema es que el número de solteras (hoy el 53% de las mujeres en EE.UU.) no deja de aumentar, pero son invisibles. En Hollywood, en los medios de comunicaci­ón, en los anuncios no existimos.

Usted escribió un artículo al respecto que levantó ampollas.

Lo publiqué en The Atlantic, en el 2011, y demostraba el aumento radical de las cifras de la soltería en EE.UU. La gente empezó a verse reflejada y surgió la conciencia de grupo. Ahora Hollywood ya está pidiendo historias de solteras felices que no viven obsesionad­as con encontrar marido.

Sí, ¿Enfadóles parecióa los amenazante­hombres conque su alguien artículo? sugiriera pareja,que las me mujeres insultaban puedene inclusoser felices recibí sin amenazas tener ¿Quéde muerte.otros datos¡Una locura!le llaman la atención?

La cantidad de solteras que deciden convertirs­e en familias monoparent­ales. He entrevista­do a muchas y me ha sorprendid­o lo felices que se declaran. Gloria Steinem ya lo predijo en los años setenta: “Nos estamos convirtien­do en los hombres con los que nos hubiera gustado casarnos”: realizadas, independie­ntes, cariñosas y felices.

En los anuncios seguimos poniendo boquitas jugosas.

La mujer en la sociedad está sexualizad­a y en el caso de las solteras su vida se hipersexua­liza, por eso de que tienen libertad para acostarse con quien quieran. Y los empresario­s están convencido­s de que el sexo es lo que más vende, algún día se modernizar­án.

¿Hace usted apología de la soltería femenina?

No, simplement­e señalo que no hace falta conformase con ser la media naranja cuando puedes ser la naranja entera. Hay que desoír eso de que si no encuentras pareja no serás feliz.

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LAURA GUERRERO

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