Viktor Orbán
Hungría votará el 2 de octubre si acata las cuotas europeas de solicitantes de asilo
PRIMER MINISTRO DE HUNGRÍA
Una Unión Europea que aún no se ha recuperado de la resaca del Brexit recibió ayer un nuevo desafío, esta vez del húngaro Orbán, en forma de referéndum sobre la política europea de refugiados. Será el 2 de octubre.
Era ya sabido que probablemente en otoño habría un referéndum húngaro sobre distribución europea de refugiados, pero el anuncio oficial ayer de la fecha, el próximo 2 de octubre, adquirió resonancia especial en una UE aún en estado de choque tras el referéndum británico en el que la población optó por el Brexit. Aunque no tan irreversible en su resultado, la consulta húngara –ampliamente invocada en los últimos meses por el primer ministro, el derechista Viktor Orbán– será el primer referéndum de desafío a la UE tras el británico, y quién sabe si después vendrán otros. El presi- dente de la República Checa, Milos Zeman, dejó caer la semana pasada que, aunque él apoya la permanencia en la UE y la OTAN, haría “todo lo posible” para que los checos pudieran expresarse al respecto.
La pregunta que será planteada a la ciudadanía magiar es la siguiente: “¿Quiere que la Unión Europea disponga una reubicación obligatoria de ciudadanos no húngaros en Hungría sin la aprobación por parte del Parlamento?”. Formulada en esos términos, y escoltada por la campaña del no que lleva tiempo desplegando el Gobierno, cabe predecir cuál será el resultado. Fecha y pregunta fueron anunciadas ayer en un comunicado por el jefe del Estado, János Áder, miembro de Fi- desz, el partido de Orbán. Para que el referéndum sea válido, se precisa una participación del 50%.
El Gobierno lleva tiempo llamando a la población a votar no, invocando a menudo “el riesgo de terroristas” entre los refugiados, y colocando carteles en los que emplaza a los votantes a “enviar un mensaje a Bruselas”, informa Afp desde Budapest. La oposición socialista magiar le acusó ayer de “querer sacar a Hungría de la Unión Europea” con un referéndum que “utiliza las más desvergonzadas mentiras”.
El primer ministro Orbán –que esgrime un virulento discurso político contra refugiados e inmigrantes– había anunciado hace meses este referéndum contra las cuotas de 160.000 solicitantes de asilo en los estados miembros, acordadas el pasado septiembre. A finales de ese verano de 2015 se había producido el taponamiento de miles de refu-
En plena resaca del ‘Brexit’, el Gobierno derechista magiar llama a “enviar un mensaje a Bruselas”
giados en la estación de Budapest, que, procedentes en su mayoría de Siria, Iraq y Afganistán, habían llegado a Hungría tras recorrer la ruta de los Balcanes –ahora cerrada– para intentar alcanzar Alemania.
Fue entonces cuando la canciller germana, Angela Merkel, abrió las fronteras. Viktor Orbán procedió a su vez a sellar las fronteras húngaras con vallas y legislación más restrictiva. La Hungría de Orbán estima que las cuotas vulneran su soberanía, y junto a la vecina Eslovaquia lo ha denunciado ante el Tribunal de Justicia de la UE. En realidad, la aplicación de esas cuotas hasta ahora ha dejado mucho que desear. A 1 de julio, sólo 2.783 de esos 160.000 peticionarios de asilo habían sido redistribuidos en sólo 19 países de la UE y en Suiza, según datos de la Comisión Europea. A Hungría le correspondería acoger a 1.294 refugiados, a lo cual se niega en redondo, como otros países del Este.
Merkel relativizó el asunto. “Conocíamos la determinación del Gobierno húngaro por la consulta; lo único nuevo es que ahora sabemos la fecha”, dijo en rueda de prensa con el presidente argentino, Mauricio Macri, de visita en Berlín.