Catalunya vuelve al TC
El Alto Tribunal dictará sentencia sobre las leyes del Parlament que definen las estructuras de estado catalanas.
El Tribunal Constitucional (TC) aborda hoy la deliberación del tercer borrador de sentencia sobre la ley orientada a la creación de estructuras de Estado en Catalunya. Con toda probabilidad, la sentencia anulará dicha iniciativa, en su totalidad o en su mayor parte.
La creación de tales estructuras se contenía en la ley de Medidas Fiscales aprobada por el Parlament en 2015. El Gobierno recurrió dos artículos y cinco disposiciones adicionales, que quedaron suspendidas cuando hace un año el TC aceptó la impugnación a trámite. Las normas recurridas establecían, entre otras medidas, la creación de una Agencia Tributaria propia, una instancia de previsión social y planes de control de sectores o infraestructuras estratégicas, como la energía, las telecomunicaciones, los transpor- tes, o los puertos y aeropuertos de Catalunya.
El ponente de la resolución, el magistrado Santiago Martínez Vares, ha intentado recoger el mayor número posible de aportaciones y sugerencias de los miembros del TC a los dos borradores anteriores. Pero el consenso aparece esta vez más difícil de obtener que en ocasiones anteriores en que se han abordado asuntos relativos al proceso soberanista catalán. Un sector minoritario del TC no está de acuerdo con que todos los artículos y disposiciones recurridas sean declarados inconstitucionales.
Si en el pleno de hoy no se produce una sensible aproximación de posiciones, el TC puede aplazar su decisión hasta un próximo pleno o asumir el hipotético coste de la falta de unanimidad. Hasta ahora, el Constitucional ha preferido y logrado siempre mantener el cierre de filas sobre las distintas iniciativas y resoluciones aprobadas por el Parlament sobre el proceso soberanista. Ha sido ésta una política impulsada con fuerza por el presidente de la institución, Francisco Pérez de los Cobos, y compartida por los magistrados. Esta actitud responde por un lado a la plena conciencia de todos ellos de lo delicado y relevante de estas materias y al deseo de reforzar la auctoritas del Constitucional y de sus resoluciones. El TC es consciente del desgaste que sufrió la institución con la discusión y la sentencia sobre el Estatut, y en la actual etapa, siempre ha procurado no repetir aquella experiencia. De ahí el interés puesto en buscar resoluciones por unanimidad.
Esta vez, sin embargo, este objetivo está resultando más difícil de conseguir. Y ello porque hay un intenso debate en el TC en torno a la naturaleza de las decisiones tomadas por el Parlament sobre las mencionadas estructuras de Estado y sobre la eventual amenaza que puedan representar para el mantenimiento de la unidad del país.
Los dos borradores de sentencia hasta ahora examinados por el TC incorporan a este caso las técnicas que en las labores relacionadas con la arquitectura se reservan para los equipos de demolición. El sector del TC reticente con el uso del buldócer en esta ocasión cree, a su vez, que no hay por qué hacer tabla rasa de las normas recurridas.
El grupo minoritario de magistrados que preferiría una sentencia con muchos matices estima, en suma, que lo que se ha llevado a la mesa de operaciones del TC es un paciente susceptible de tratamiento reconstituyente constitucional, pero no un enfermo quirúrgico. Prefiere, en suma, los cuidados paliativos a la pura y simple cirugía. Para este núcleo, la Constitución no corre riesgo de quebrarse por el hecho de que las instituciones catalanas estudien la constitución de estructuras como las previstas por el Parlament. El conjunto de los jueces del TC coincide en que no es constitucional que una comunidad se dote de estructuras de Estado, pero no todos sus miembros están de acuerdo en que el debate sobre el desarrollo de instancias propias en Catalunya suponga la generación de tal andamiaje estatal.
El ponente, Santiago Martínez Vares, intenta alcanzar una unanimidad que esta vez parece más difícil