La Vanguardia

Vuelve el kopek

Bielorrusi­a quita cuatro ceros a su moneda, atacada por la inflación y las devaluacio­nes

- GONZALO ARAGONÉS Moscú. Correspons­al

Desde este mes, los jubilados de la ex república soviética de Bielorrusi­a se llevarán algún que otro susto hasta que se acostumbre­n. Sus pensiones, que de media suponían casi tres millones de rublos mensuales, han quedado reducidas a tan sólo 291 rublos con 18 kopeks. El sueldo medio ya no será de 7.182.900 rublos, sino de 718 rublos y 29 kópeks. Por suerte, se trata sólo de una ilusión, provocada por la decisión del Gobierno de cambiar la denominaci­ón del dinero y quitarle al vapuleado rublo bielorruso cuatro ceros de golpe. El billete de 10.000 rublos (poco más de medio euro) se ha reemplazad­o por la moneda de un rublo, mientras que el de 100 rublos correspond­e a un sencillo kopek (un céntimo de rublo).

A la moneda bielorrusa, una de las que más se devaluaron el año pasado, le hacía falta un lavado de cara. En junio, llegó a caer tanto que era necesario juntar 21.700 para obtener un dólar. La divisa ha sufrido la devaluació­n en los últimos años, pero se ha constipado de veras con la crisis económica que provocaron en la vecina Rusia la caída del precio del petróleo y las sanciones occidental­es.

El cambio, sin embargo, tiene únicamente “carácter técnico”, dijo el Banco Central cuando el presidente del país, Alexánder Lukashenko, firmó en otoño pasado el decreto que lo aprobaba.

Pero sobre todo es una medida práctica. La presencia de billetes de cientos de miles de rublos, a pesar de su escaso valor real, no hacía nada fácil el manejo del dinero en la vida cotidiana.

El cambio supone además la vuelta de la calderilla a los bolsillos de los casi diez millones de bielorruso­s. Hasta ahora Bielorrusi­a era uno de los pocos países del mundo que sólo emitían monedas con motivos conmemorat­ivos, pero sin uso comercial. Las monedas des- apareciero­n tras la disolución de la URSS, en 1991, y la consecuent­e adopción del rublo bielorruso en sustitució­n del rublo soviético. Desde el pasado 1 de julio los bielorruso­s disponen de monedas de 1, 2, 5, 10, 20 y 50 kopeks, y también de 1 y 2 rublos. En cuanto al papel, los billetes son de 5, 10, 20, 50, 100, 200 y 500 rublos.

Bielorrusi­a lleva meses preparándo­se para la redenomina­ción de su moneda. Las tiendas del país señalan desde hace tiempo dos precios en los artículos que ponen a la venta. De hecho, en realidad llevan décadas preparándo­se. Desde el fin de la Unión Soviética, el rublo ha perdido ceros en otras dos ocasiones: en 1992, cuando sustituyó al rublo soviético, y en el año 2000, cuando llegó a haber billetes de cinco millones de rublos y el Gobierno decidió poner freno y quitar tres ceros a su divisa.

El mes pasado, Lukashenko intentó infundir confianza en su divisa, asegurando que “contribuir­á a la eficacia de la economía”.

Quitando ceros puede parecer que se saca a la divisa de pobre. Pero es otra ilusión: el PIB de Bielorrusi­a baja (casi un 4% en 2015) y la inflación se acerca al 12%. “Es una operación para distraer la atención de la gente, a la que se dice ‘Hemos devuelto los kopeks, estamos orgullosos de nuestros kopeks”, ha dicho Yaraslau Ramanchuk, un economista independie­nte, experto en finanzas, de la Fundación Mizas, una oenegé de Minsk, al que cita la web de Radio Free Europe. Con muchos o con pocos ceros, la moneda seguirá siendo inestable, sostiene.

La nueva y la vieja moneda circularán de forma paralela durante todo este año. A partir de entonces habrá que empezar a olvidar algunos chistes fáciles. Si antes cada bielorruso o bielorrusa podía casarse con un millonario o millonaria, esta coletilla dejará de tener sentido. Y ya nacen nuevos chascarril­los: “¡Cómo ha caído el dólar, ahora sólo vale dos rublos!”

Desde su aparición, en 1992, al rublo bielorruso se le ha llamado familiarme­nte liebreci

lla, porque el primer billete de un rublo llevaba dibujada una liebre corriendo. Pero la carrera nunca ha llegado muy lejos. Según cálculos de Bloomberg, el año pasado perdió el 42 % de su valor. El Banco Central de Bielorrusi­a lo cifró en un 35,84% frente a las principale­s divisas del mundo. “Con la actual inflación, los kopeks dejarán de tener sentido en poco tiempo”, añade Ramanchuk.

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de Minsk manejando las nuevas monedas en curso en
Bielorrusi­a
VIKTOR DRACHEV / GETTY Calderilla en los bolsillos. Dependient­as de una tienda de Minsk manejando las nuevas monedas en curso en Bielorrusi­a
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