En busca de la felicidad
Antes del parón estival, me gustaría transmitirles un deseo y una esperanza, que compartimos todos los que formamos parte de la Real Academia de Gastronomía y de su Asociación de Amigos: conseguir que el esfuerzo que España y muchos españoles hemos hecho durante 40 años en beneficio de la cocina y de la gastronomía acabe siendo positivo para toda la humanidad, no sólo para unos cuantos.
La conquista de la libertad en la cocina; la defensa del patrimonio gastronómico, el recuerdo de lo que hicieron nuestras antepasadas a lo largo de la historia; la libertad del comensal, el modelo de las tapas; la expansión y desarrollo de la producción y la industria agroalimentarias; la existencia de profesionales cada vez mejor preparados… todo debe contribuir a abrir espacios de satisfacción y permitir a un mayor número de personas el acceso a una alimentación saludable y placentera... en compañía.
Si conseguimos que arraigue el nuevo concepto de la gastronomía como actividad saludable, solidaria, sostenible y satisfactoria (“las cuatro eses”), conseguiremos alcanzar ese objetivo histórico del ser humano de acabar con el hambre y la malnutrición por defecto o por exceso; contribuiremos a la salud y a la calidad de vida, y lograremos que ese bienestar alcance a todos, no sólo a unos cuantos.
La nueva cocina y la nueva gastronomía,
El nuevo concepto de la gastronomía es una actividad saludable, solidaria, sostenible y satisfactoria
los modelos del siglo de la innovación, tienen que permitir la extensión de los inmensos beneficios de una alimentación suficiente, equilibrada, homogénea y respetuosa con los hábitos culturales y medioambientales. Hemos conseguido que el concepto que España impulsa se esté consolidando urbi et orbe como un éxito de nuestra marca país. Es un proyecto basado en la defensa de nuestro patrimonio y de la gastronomía tradicional. Pero también de apoyo y fomento de la innovación y la libertad tanto del cocinero como del comensal. Ahora, lo más importante es conseguir que la gente aprenda a comer, dedique tiempo a tener conocimientos de nutrición y eduque los cinco sentidos.
Pidamos, por tanto, un esfuerzo para que, a la hora de comer, el entorno, el espacio y la presentación de los platos sean atractivos para la vista. Y procuremos que en los espacios donde comamos existan el silencio o la adecuada música de acompañamiento. El mundo de la alimentación requiere conocimientos pero también experiencias. Es necesario saber, pero hay que educar los sentidos, experimentar y probar. Y, fundamentalmente, tenemos que conseguir que lo hagan los niños pequeños, de 3 a 6, de 6 a 9 y después. Me gustaría mucho que este sueño se convirtiera en la ilusión de todos y que, en los próximos años, el mundo de la gastronomía sea un espacio donde cada uno de nosotros pueda encontrar un camino para ir en busca de la felicidad… y encontrarla. Porque, como decía Gandhi, “la felicidad llega cuando lo que piensas, lo que dices y lo que haces están en armonía”.