Kierkegaard toca con Arcade Fire
La banda canadiense ofrece en Barcelona una versión menos multitudinaria de su Reflektor Tour
Abarrotada intimidad. Arcade Fire ha visitado Barcelona, en una versión menos multitudinaria de lo habitual en su Reflektor Tour, justo antes de su gran concierto en el Bilbao BBK Live, el jueves. La formación interpretó algunos de los temas más emblemáticos del doble disco que da nombre a la gira, como Afterlife, We Exist, Here Comes the Night Time, Normal Person, o Supersymmetry.
El matrimonio formado por Win Butler y Régine Chassagne, junto a William Butler, hermano de Win, Richard Reed Parry, Tim Kingsbu- ry y Jeremy Gara, demostraron de nuevo en Razzmatazz toda su potencia, combinando, entre otros instrumentos, batería, bajo eléctrico, violín, teclados, sintetizadores, guitarra y una voz que se ha erigido como portadora de un rock alternativo de personalidad intransferible. Arcade Fire se parece, simplemente, a Arcade Fire. ¿No han conseguido una suerte de atávica contemporaneidad?
Después de tres discos que no han dejado indiferente a nadie, Funeral (2004), Neon Bible (2007) y The Suburbs (2010), la gira sólo se detendrá tres veces en Europa este verano. Lo hacen después de tres años muy intensos, y de componer la magnífica música de Her, la película de Spike Jonze, por la que William Butler y Owen Pallett fueron nominados, en el 2013, como mejor banda sonora en los Oscar.
El directo ahondó en la idea de vivir un tiempo del ahora, y es que el álbum está inspirado en el concepto de Kierkegaard “La época presen- te”, que el pensador desarrolló en su libro Una reseña literaria, y donde el filósofo critica al público que se convierte en simple aglomeración (¡Es un texto de 1846!). Cuando la pasión se confunde con el entusiasmo, nos enfrentamos al peligro que supone nadar, en palabras del autor danés, en “aguas poco profundas”. Y profundidad es lo que ofrecieron los canadienses, que también bebieron de la cultura haitiana para componer los temas de Reflektor.
El riesgo de mirar hacia atrás siguiendo el eco de la inercia, o cómo reivindicar la propia identidad en medio de la tormenta de ruido, son algunos de los interrogantes que atraviesan la propuesta que Arcade Fire presentó en la capital catalana. El momento “lupa” tal vez fue cuando Chassagne sacó dos pequeños espejos y reflejó al público. Ay, la respuesta, si somos masa o comunidad, la deberemos responder después de abandonar el local. Cara a cara.
El grupo plantea el riesgo de mirar atrás por inercia y cómo reivindicar la identidad en medio del ruido