La garantía de Löw
El alemán cumple 10 años como seleccionador y nunca ha bajado de las semifinales
Una dramática sesión de penaltis, con nueve lanzamientos por bando, colocó a Alemania en las semifinales después de eliminar por primera vez a Italia en un gran torneo. Para el Mannschaft alcanzar la penúltima ronda de las grandes competiciones internacionales es una rutina, un objetivo garantizado desde que Joachim Löw dejó hace 10 años de ser el adjunto de Jürgen Klinsmann y ascendió a seleccionador. Tres semifinales, contando la actual, una final y un título –el Mundial del 2014– son el resultado del mandato del técnico de Schönau, que ha caído por una diferencia mínima de goles las tres veces que ha sido batido.
Apenas queda nada de la Alemania que cayó (0-1) en la final de la Eurocopa del 2008 contra la España de Luis Aragonés. Únicamente permanecen Löw y el veterano Schweinsteiger, ahora suplente. El entrenador ha ido renovando permanentemente la selección, adaptando el juego al material disponible, pero siempre con éxito. Diversas voces autorizadas de Alemania le han criticado por haber practicado un drástico cambio de filosofía contra Italia, pero Alemania salió victoriosa contra un adversario temible que había ridiculizado a Espa- ña en la eliminatoria de octavos. Es decir, Löw no se limita a mirar el partido desde el banquillo como hacen, entre otros, el técnico de Bélgica, Marc Wilmots, y así les va. Löw interviene, escruta al rival, decide en función de los acontecimientos aunque, como en el último partido, implique sacrificar a un delantero como Draxler, que presenta un estado de gran inspiración. Y se abstrae de todo durante los partidos. Los vive con más pasión de la que aparenta fuera del área técnica, cosa que le ha supuesto algunos ridículos, como cuando en el Mundial de Brasil fue pillado comiéndose los mocos. O ahora, contra Ucrania, olisqueándose los dedos después de haber explorado sus partes nobles. “Vi las imágenes al día siguiente y por supuesto que hago cosas de manera inconsciente de vez en cuando –dijo avergonzado–. Lo siento. Cuando estás lleno de adrenalina ocurren cosas de las que no te das cuenta”.
El gran mérito de Löw ha sido perseverar en la tradición futbolística germana que tiene un gen ganador. “En los once torneos que he estado con el equipo na- cional hemos alcanzado las semifinales nueve veces. Es un resultado impresionante que subraya la fortaleza del fútbol alemán”, explicó ayer el manager general del Mannschafft, Oliver Bierhoff, en la sede del equipo, en Évian-lesBains, en el extremo este de Francia. Según este dirigente, Francia es ligeramente favorita en la semifinal de mañana. “De todas maneras –precisó– nosotros no tenemos un equipo de skeleton, tenemos jugadores preparados. El equipo ha ido mejorando a lo largo del torneo”.
Joachim Löw dispone de una carta que fue determinante a la hora de conquistar su único título y que en Francia todavía no se ha
ACTUAL CAMPEÓN DEL MUNDO El Mannschaft de Joachim ha perdido una final y dos semifinales, siempre por un solo gol
mostrado. Thomas Müller, máximo realizador del Mundial de Brasil, está seco en Francia. Incluso desperdició su lanzamiento en la tanda de penaltis ante Gianluigi Buffon. “Mi gasolina no son los goles. Pueden ser la pintura del coche para que parezca más bonito, pero a mí lo que me impulsa es mi deseo por el éxito”, explicó ayer, y se declaró cansado de responder sobre su falta de acierto. Pero de ese factor puede depender en buena medida el éxito de Joachim Löw, un técnico que busca una gesta infrecuente: sólo Alemania (1972 y 1974), Francia (1998 y 2000) y España (2008, 2010 y 2012) han conseguido encadenar el campeonato mundial y el europeo. Ahora sólo puede hacerlo el conjunto de Löw.