La trampa del Macizo Central
Cinco puertos de dificultad media en los últimos 80 kilómetros ponen a prueba a los favoritos y a sus equipos
El primer gran fin de semana del Tour 2016 se acerca, con tres etapas excepcionales para viernes, sábado y domingo. Pero antes los diseñadores del trazado nos han buscado un aperitivo bastante atractivo: la etapa de hoy en el Macizo Central. Es, sin duda, el primer verdadero test para los favoritos, para valorar sus fuerzas y, especialmente, las capacidades de sus equipos.
La quinta etapa del Tour tiene 216 kilómetros. Empieza en Limoges, en homenaje al venerable Raymond Poulidor, que a sus 80 años sigue viniendo al Tour, acompañado de su mujer, Gisèle, con quien se casó cuando tenía 25. Pero el inicio de la etapa no es lo más importante, sino los últimos 80 km, repletos de puertos de montaña, hasta llegar a Le Lioran, a 1.235 metros de altitud, una de las zonas esquiables más importantes de la región.
En esta etapa aparecen los primeros puertos de segunda categoría (no habrá ningún primera hasta el viernes y los hors catégorie debutarán el sábado con el Tourmalet). Pero en el Tour, a menudo, estos puertos de segunda son auténticas trampas. Suelen ser duros, y no llegan a ser considerados de un nivel más alto porque son cortos.
“Esta etapa hará daño”, avisa Thierry Gouvenou, exciclista y ahora encargado de dibujar el Tour sobre el mapa de Francia. “Tendrán que encadenar el paso de Peyrol (5,4 km al 8,1%) con el alto del Perthus (4,4km al 7,9%). Y después, aún dos subidas más hacia la meta, el alto de Font de Cère (3,3 km al 5,8%) y la esca- lada final a meta, a Le Lioran”.
Es una etapa para atacantes, a buen seguro que en el pelotón hay mucha gente que la tiene marcada en el libro de ruta desde Normandía y que piensa que hoy puede ser su día de gloria.
Pero al mismo tiempo nos en- contramos ante una jornada que marcará la lucha entre los favoritos. Si alguien flojea, lo aniquilarán. En los seis últimos kilómetros está el último puerto puntuable, una bajada de un kilómetro y medio y la rampa final hasta la meta. Es un día de buenos escaladores, pero también de bajadores buenos y valientes. Le Lioran ya recibió un final de etapa del Tour, en 1975, cuando la estación, siguiendo la moda de los tiempos, se llamaba Super Lioran. Aquel día un calor insoportable hizo estragos. Luis Ocaña, con tendinitis, ni tomó la salida. Tres gregarios suyos abandonarn a medio recorrido. Giovanni Battaglin, con una rodilla tocada, tampoco salió. Joachim Agostinho recibió un golpe de un coche y sin embargo, sufridor como era, aguantó. Poulidor, con bronquitis, cedió medio minuto. Y Eddy Merckx decidió controlar y dejó marcharse a su compatriota Michel Pollentier, poco peligroso, que fue el vencedor del día, por delante del mismo Merckx y de otro belga, Lucien van Impe.
No es un día, evidentemente, para marcar grandes diferencias. Pero ojo si alguien falla. Alberto Contador avanzaba ayer que continúa con problemas: “Me gustaría
TODO EL MUNDO ALERTA Es un día para atacantes, pero también para medir fuerzas entre favoritos; aniquilarán a quien falle
decir que voy mejor, pero no es cierto, sigo con las mismas molestias y no puedo pedalear con fuerza, fuera del sillín, que es lo que a mí me gusta”. En cambio Nairo Quintana parecía más confiado: “Es una etapa buena para nosotros, una de las que se adaptan a nuestras características”.
Otra referencia más próxima de la etapa de hoy la tenemos en el Tour del 2011. El trazado era diferente, pero con algunas coincidencias significativas. También se subieron seguidos los altos de Peyrol, Perthus y Cère, aunque a mitad de recorrido. En la bajada del primero se rompió el fémur Alexandre Vinokúrov, después de salirse de la carretera y caer por un margen.
Fue el mismo día del atropello de Juan Antonio Flecha y del neerlandés Johnny Hoogerland, cuando un vehículo de la televisión francesa quiso avanzar a toda velocidad al grupo de fugados. Una de las acciones más lamentables de la historia reciente del Tour de Francia.