La Vanguardia

Las Williams están a un paso de medirse en la final

- MARTA MATEO Londres. Servicio especial

Este está siendo el Wimbledon de las historias imposibles. Marcus Willis, el número 782 del mundo, que revolucion­ó el torneo al llegar a segunda ronda y disputar el partido de su vida ante Roger Federer, que a su vez sigue vivo al acecho de su Grand Slam número 18. Después cayó Novak Djokovic en tercera ronda, algo impredecib­le. Y cuando parecía que las tramas de esta edición ya no podrían surgir, Venus Williams y sus 36 años de experien- cia se colaron en las semifinale­s al superar a la kazaja Yaroslava Shvedova. Las historia de la mayor de las hermanas Williams es pura superación. Diagnostic­ada con una enfermedad autoinmune en 2011 –el síndrome de Sjögren–, la estadounid­ense y cinco veces campeona en el All England Club ha sabido volver a lo más alto cuando otras se hubieran retirado.

Venus puede levantarse una mañana sin energía. La fatiga le pedirá a gritos que se quede en la cama descansand­o, pues sus músculos le dolerán como un día de resaca con agujetas. Su cuerpo atacará por error a los tejidos sanos. Y aunque podrá vivir con ello, sus mañanas serán una incógnita. Que la ex número uno del mundo esté en posición de disputar una final de Grand Slam dice mucho de ella. “No me arrepiento de nada de lo que me ha pasado. Ha sido un viaje duro, pero me ha hecho más fuerte”, lanzó la norteameri­cana. “Lo más difícil de todo esto ha sido no tener control de ello, cuando un atleta suele tener control absoluto de su cuerpo. Ha sido un reto”, continuó. “Lo fácil es estar asustada. Pero debes olvidar el miedo. Tienes que creer en ti”. Delante de ella, en semifinale­s, tendrá a una jugadora que por creer en ella en una final en la que nadie contaba con su victoria, se coronó campeona. Angelique Kerber, vigente reina del Open de Australia, será la penúl- tima piedra en el camino de Venus.

La pequeña de las Williams, Serena, campeona de 21 Grand Slam, sigue en su particular camino hacia la historia. Si su hermana está o no en el camino, sólo añadiría más color al argumento. Pero Serena ansía igualar el récord de Steffi Graf. Esa es su obsesión. La número uno del mundo superó a Anastasia Pavlyuchen­kova por un doble 6-4 para medirse a otra rusa: Elena Vesnina, que se une a la lista de actrices secundaria­s de lujo. Empezó el año fuera del Top100 y ahora está entre las cuatro últimas supervivie­ntes en Wimbledon. Eliminando a Dominika Cibulkova, además, se aseguró que la eslovaca pueda llegar a tiempo a su boda el sábado en Bratislava. Todos los argumentos son especiales pero sólo hay una final soñada: la de Venus y Serena.

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