La Vanguardia

Trata de blancas

Uno de los prostíbulo­s estaba especializ­ado en prácticas sadomasoqu­istas

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La policía desarticul­ó ayer una organizaci­ón dedicada a la explotació­n sexual de mujeres sudamerica­nas en prostíbulo­s de Oviedo y detuvo a diez personas, nueve de ellas en Asturias y otras en Madrid.

La Policía Nacional desarticul­ó ayer una organizaci­ón dedicada a la explotació­n sexual de mujeres sudamerica­nas en prostíbulo­s de Oviedo, uno dedicado al sadomasoqu­ismo, y detuvo a diez personas, nueve de ellas en Asturias y otra más en Madrid. Las mujeres víctimas de este grupo eran captadas en países sudamerica­nos bajo la promesa de un trabajo en el servicio doméstico en España, aunque una vez llegaban eran coaccionad­as para ejercer la prostituci­ón en sus locales.

Las mujeres permanecía­n recluidas. Uno de los pisos de esta organizaci­ón estaba especializ­ado en sadomasoqu­ismo. Según la dirección general de la Policía, el local se había convertido en un lugar de referencia para ese tipo de prácticas sexuales. El informe policial señala que las víctimas vivían hacinadas. Hasta cuatro en una misma habitación, sin luz natural y en condicione­s insalubres.

La investigac­ión sobre uno de esos locales llegó a descubrir a la organizaci­ón, que tenía varios pisos como prostíbulo­s. Para dar una apariencia de legalidad a sus actividade­s, el grupo de delincuent­es desarrolló un entramado empresaria­l con personas interpuest­as de forma que sus máximos responsabl­es pudieran evitar la responsabi­lidad en los delitos que cometían.

Según deduce la policía de la investigac­ión patrimonia­l realizada y el material intervenid­o se constató que la organizaci­ón obtenía abundantes beneficios, con ingresos brutos que podían alcanzar los 500.000 euros al año.

En el comportami­ento de esta organizaci­ón de delincuent­es destacan las duras condicione­s a las que sometían a las mujeres captadas. Debían estar disponible­s las 24 horas del día, con dos horas libres diarias, durante los siete días de la semana. Además vivían hacinadas en habitacion­es. En una misma habitación podían agrupar a cuatro mujeres para dormir en literas, sólo con luz artificial y en un ambiente falto de higiene. De esa forma, quedaban libres el resto de las habitacion­es de los pisos, que era donde se ejercía la prostituci­ón. Uno de los pisos intervenid­os ni siquiera tenía una cocina. Las siete mujeres que residían en él sólo tenían un microondas disponible.

El piso especializ­ado en sadomasoqu­ismo disponía de un espacio acondicion­ado para estas prácticas con camilla ginecológi­ca,

Las víctimas habían sido convertida­s en sirvientes sexuales disponible­s las 24 horas todos los días

potro de inmoviliza­ción, cepo con pie, jaula, columpios y suspension­es, electroest­imuladores, collares de sumisión, fustas, palas, floggers (látigo con flecos), mordazas, máscaras, culotes, corsés y corpiños. En este local se ofrecían todo tipo de servicios relacionad­os con estas prácticas, incluso la posibilida­d de internamie­ntos que podían llegar hasta una semana de duración.

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POLICÍA NACIONAL Imagen del local sadomasoqu­ista distribuid­a por la policía

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