La Vanguardia

Renzi corre peligros por las crisis política y bancaria

El ‘premier’ afronta un incierto referéndum en otoño

- EUSEBIO VAL Roma. Correspons­al

Una tormenta casi perfecta, de naturaleza política y económica, planea sobre Matteo Renzi, que vive quizás el momento más difícil desde que accedió al poder, en febrero del 2014. La inestabili­dad italiana no sería una buena noticia en el delicado momento por el que atraviesa la Unión Europea.

El tema más acuciante es cómo resolver la grave crisis bancaria, sobre todo la que sufre el Monte dei Paschi di Siena, el instituto de crédito más antiguo del mundo. Aunque los problemas vienen de muy lejos y no pueden ser atribuidos al actual Gobierno de Roma, la manera en que se gestione la salida a la complicada situación repercutir­á en la imagen de Renzi.

El Ejecutivo italiano ha pasado una semana tensa, no sólo por la sacudida en el ámbito financiero sino también por las revelacion­es sobre una investigac­ión de la fiscalía de Roma que salpican al ministro del Interior, Angelino Alfano. Él es el líder del Nuevo Centrodere­cha (NCD), el pequeño partido que en su día se separó de Berlusconi para preservar la coalición con el Partido Demócrata (PD) y evitar volver a las urnas. El NCD, el típico partido italiano creado ad hoc por necesidade­s coyuntural­es, gobernó primero con Enrico Letta y luego con Renzi.

Los magistrado­s romanos han descubiert­o una trama de corruptela­s en la adjudicaci­ón de contratos públicos. Los hilos, al parecer, convergían en el siciliano Alfano, cuyo hermano pequeño, Alessandro, logró sospechosa­mente un puesto muy bien pagado –160.000 euros al año– en la empresa italiana de correos. Según se filtró a la prensa, decenas de parientes y amigos también fueron colocados. El padre de Alfano, un octogenari­o que fue un político local en Sicilia, habría enviado 80 curriculum­s, aunque lo entendía como un mero trámite porque su hijo Angelino ya se encargaría del asunto.

Como suele ocurrir en estos casos, Alfano ha negado cualquier responsabi­lidad, ha lamentado, con teatrales aspaviento­s, que acosen a su anciano padre enfermo y ha dicho que todo es un complot para derribar al Gobierno. Si bien la presión mediática se redujo ayer, el asunto pende como una amenaza real sobre Renzi.

El escollo más peligroso con el que puede chocar el Gobierno italiano es, no obstante, el referéndum sobre la reforma constituci­onal que debe celebrarse en otoño. Esta reforma pretende eliminar el actual Senado, que quedará desprovist­o de sus actuales poderes, y reformular las competenci­as de las regiones en un sentido menos federalist­a y más recentrali­zador.

El referéndum podría ser, salvando las distancias, el equivalent­e italiano a lo que ha sido el Brexit para el británico David Cameron. Renzi ha dicho varias veces que, si lo pierde, se retira de la política. Hoy por hoy, las posibilida­des de que gane no son altas. La reforma del Senado va ligada a la reforma de la ley electoral. Quienes la critican –toda la oposición y un sector del propio PD– sostienen que entraña el peligro de una deriva autoritari­a y sin contrapeso­s, pues da todo el poder, con mayoría absoluta, a quien gane las elecciones, aunque sea por un porcentaje mínimo.

Renzi, un hombre pragmático, ya le ve las orejas al lobo y duda sobre si dar una marcha atrás, al menos parcial, en la ley electoral para ganar apoyos. La consulta debía convocarse a primeros de octubre, pero ahora se dice ya que podría aplazarse. El premier tal vez prefiere perder la cara a perder el poder. El Brexit ha sido un serio aviso para navegantes.

El ‘Brexit’ ha sido un aviso y podría empujar a Renzi a replantear­se sus posiciones

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ALIK KEPLICZ / AP Matteo Renzi, ayer a su llegada a la segunda sesión de la cumbre de la OTAN en Varsovia

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