Las series se la han pegado
Las veteranas descienden en audiencia y las nuevas han sido incapaces de renovar el éxito
Atresmedia puso un cheque encima de la mesa de Ganga Producciones para que Cuéntame se cambie de bando aprovechando que el comité de RTVE se niega a pronunciarse sobre su renovación. ¿Qué sentido tiene invertir en una serie con una imagen tan dañada y que lleva casi quince años en emisión? Pues económicamente tiene su lógica. Mientras todas las series se desgastan y apenas ninguna novedad ha tenido el éxito que esperaban las cadenas estatales, los Alcántara incluso se han permitido subir su audiencia con su última temporada, la número diecisiete, con 3,2 millones de espectadores y un incremento del 2,6%.
Por más que las series españolas se estén saliendo del género familiar y entiendan que hay un público adulto que quiere experimentar distintas emociones con cada ficción, la audiencia no han sido piadosa con las propuestas de Mediaset, RTVE y Atresmedia. Ha habido una hemorragia generalizada y encontrar una única razón resulta complicado porque hay unas cuantas. ¿La primera? La simple veteranía que genera ligeros desgastes como ocurrió con la octava temporada de Águila oja, el tramo final de El Príncipe que llegó con un año de retraso, La que se avecina y El Ministerio del Tiempo.
No tuvieron demasiada suerte en la productora Bambú cambiando el escenario de Bajo sospecha. Los médicos y los pacientes iban muriendo en el Policlínico Montalbán y la serie finalmente se desangró en la parrilla tras perder un millón de espectadores. Este mismo millón es el que perdieron las presas de Vis a vis cuando las enfrentaron con la recta final de GH VIP . Ni las buenas críticas las salvaron de la cancelación. Velvet también descendió un millón de espectadores en su cambio al jueves, y Allí abajo perdió otro cuando la estrenaron en viernes como si estuviera castigada y no hubiera sido la gran revelación del año pasado. Por suerte tanto las galerías de lujo como la comedia de María León se podían permitir una bajada y ya están preparando nuevos episodios.
Los espectadores de Mediaset se cansaron de esperar series que no volvían nunca, como ‘El chiringuito’
Los seguidores de las series de Mediaset acabaron peor parados porque El chiringuito de Pepe y B&B, de boca en boca mordieron el polvo. Telecinco anunciaba sus estrenos “próximamente” y los espectadores se cansaron de esperar. ¿El resultado? Un 38,4% menos de
público. Por no hablar de la revista de Belén Rueda, que estrenó su segunda temporada siete meses más tarde de lo previsto y con otro bajón considerable (–23%). Los formatos como Gran Hermano y Supervivientes tienen prioridad en Mediaset, y las series se pueden dejar en el banquillo el tiempo necesario.
Si el argumento para defender estos descensos es simplemente la veteranía, que las series pierden seguimiento cada temporada, los canales deberían andarse con cuidado. Puede que Mar de plástico fuera todo un éxito en septiembre y Olmos y Robles también obtuviera la renovación por una segunda temporada, pero las demás propuestas cayeron como moscas. Carlos, rey
emperador no pudo revalidar el éxito de Isabel en La1 y el comité de la televisión pública ya ha cancelado El hombre de tu vida de José Mota y El caso. Crónica de sucesos, mientras que El Ministerio del
Tiempo todavía no ha sido renovada. Atresmedia tuvo que cancelar
Buscando el norte, y el futuro de La
embajada tampoco pinta bien con dos millones de espectadores el pasado lunes. Y Mediaset ni tan siquiera emitió una sola nueva serie con Sé quién eres como suplente, el thriller creado por los responsables de Cites y con un reparto encabezado por Francesc Garrido y Blanca Portillo. Estrenó un tráiler en noviembre y sigue sin fecha de estreno.
Pero los autores no se quedan callados mientras los contenidos se paralizan y las cifras bajan. Cuando Telecinco informó que emitirían los últimos episodios de La que se
avecina en septiembre, el creador Alberto Caballero expresó que las series “antes se emitían de forma más ordenada” y que están condenadas “a verse sólo a la carta” en un futuro. Desde Vis a vis se lamentaron que el sistema de medición de audiencias “es el que es”, y Javier Olivares, de El ministerio del tiempo, pide una y otra vez que se preste más atención al público en diferido. ¿Cómo puede ser que el consumo on line, que se puede calcular de forma mucho más precisa, se ignore mientras las nuevas generaciones consumen cada vez más contenidos con otros dispositivos? Sobre todo sorprende que RTVE, que no compite para atraer los anunciantes, no ofrezca más datos sobre una audiencia acumulada que mejoraría su imagen. Y, si se tiene en cuenta que las privadas suelen emitir las ficciones a partir de las 22.40 h, a veces no queda otro remedio que consumir las series en diferido si uno quiere acabar el episodio de ochenta minutos con los ojos abiertos.
Los creadores no se quedan callados mientras sus series se mueven, retrasan y pierden audiencia