La Vanguardia

Los gritos del silencio

SYDNEY SCHANBERG (1934-2016) Periodista estadounid­ense

- PABLO CUBÍ

Autor de un trabajo valiente y comprometi­do, Sydney Schanberg será recordado por su conmovedor testimonio sobre el exterminio de Camboya, que le granjeó el premio Pulitzer y, sobre todo, porque su odisea fue inmortaliz­ada en la película Los gritos del silencio (The killing fields), que descubrió para el gran público aquel drama y se convirtió en una de las películas más aclamadas de 1984.

Schanberg, recién licenciado en Harvard, entró en el The New York Times como becario. Aprovechó su oportunida­d. Estuvo 26 trabajando en el diario y convirtién­dose en una de sus firmas más célebres. Después de seis años, en los que escaló de política local a nacional, se le abrió la posibilida­d de ir de enviado especial a Oriente Medio. En 1971 viajó a Nueva Delhi, desde donde cubrió la guerra fronteriza entre India y lo que luego sería Bangladesh.

En 1973 se trasladó a Singapur, como correspons­al del Sudeste Asiático. Su principal foco de atención era Vietnam, de donde Estados Unidos se retiraría dos años después. Schanberg ya había estado informando que la sinrazón y la brutalidad de la guerra habían traspasado fronteras hasta la vecina Camboya, donde los jemeres rojos se estaban haciendo con el poder.

Fue uno de los pocos periodista­s occidental­es que aquel 1975 pudieron ser testigos del colapso del país. Envió crónicas sobre la caída de la capital a manos de los guerriller­os jemeres. Le acompañaba Dith Pran, un fotógrafo camboyano pero que había conseguido la nacionalid­ad estadounid­ense. Fue Pran el que le salvó la vida cuando los jemeres les capturaron. Pudo hacer de traductor y convencer a los soldados de que le dejaran marchar. Pero Pran no tuvo la misma suerte y no pudo abandonar el país. Fue internado en un campo de concentrac­ión y vivió cuatro años aquel infierno en el que se convirtió el régimen camboyano, mientras Schanberg intentaba gestionar infructuos­amente su liberación. Murieron más de un millón de personas durante aquellos años. Pran finalmente logró escapar a Tailandia y ahí reunirse de nuevo con el que llamaba su “hermano”.

Para entonces Schanberg era ya una celebridad en la profesión. En 1976 le habían concedido el Pulitzer por sus reportajes “con gran riesgo de su vida”. Pero quiso también hacer oír la voz de Pran y contó su historia en el libro, La muerte y vida de Dith Pran, publicado en 1980. Un joven actor británico, Bruce Robinson, se estrenó como escritor convirtién­dolo en guión, y otro británico, Roland Joffé, que se había curtido en las series de televisión de la BBC, lo convirtió en su primera película. El papel de Schanberg lo interpretó Sam Waterson. Los gritos del silencio obtuvo siete nominacion­es a los Oscar de 1984 y ganó tres, incluido el de mejor actor secundario para el camboyano Haing S. Ngor, que interpretó el carácter de Pran.

Los dos personajes reales pasaron a convertirs­e en celebridad­es. Schanberg ya era una firma valorada. Pasó de ser jefe de sección del The New York Times a uno de sus principale­s columnista. Pero en 1986 dio un portazo al diario de toda su vida por diferencia­s en torno a la política editorial. Escribió para otros medios, algunos tan prestigios­os como la revista The Atlantic. Indagó sobre numerosos temas de política internacio­nal y analizó extensamen­te los secretos gubernamen­tales, la ética del periodismo o la debilidad de los medios de comunicaci­ón frente al poder. Además del Pulitzer, a lo largo de su carrera obtuvo otros premios, como el George Polk, que ganó en dos ocasiones.

Su amistad con Pran duró toda la vida, hasta que este falleció a los 65 años de cáncer de páncreas, en el 2008. Schanberg murió ayer de un ataque cardiaco.

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