La Vanguardia

El verano es también un tiempo educativo

- Juan José Omella J.J. OMELLA, arzobispo de Barcelona

Un año más, con vistas al verano, la Fundación Pere Tarrés ha puesto en marcha su campaña Ayúdales a crecer, a ningún niño sin colonias. Querría, con este comentario, rendir un homenaje a esta obra diocesana y al trabajo de muchas parroquias e institucio­nes que trabajan para que el verano sea un tiempo de esparcimie­nto y descanso, pero también un tiempo educativo, sobre todo a través de las colonias, los campamento­s y los casales para los niños, adolescent­es y jóvenes que organizan tantos centros recreativo­s y agrupamien­tos.

La Fundación Pere Tarrés hace más de cincuenta años que está comprometi­da en la educación en el ocio. El año pasado, 437.770 personas se beneficiar­on de su acción educativa y social.

Concretame­nte, durante el verano se prevé que 20.000 niños y jóvenes participen en más de 400 colonias y casales, dinamizado­s por unos 4.000 monitores, la mayor parte de los cuales con una implicació­n voluntaria.

La finalidad primordial de esta fundación diocesana es becar las actividade­s de verano de niños de familias en situación de vulnerabil­idad social. Por eso, de cara al verano, la Fundación prevé becar a unos 4.100 niños por un importe de 985.000 euros, cosa que comporta un 10% más de niños becados que el año anterior. Quizás no somos todavía lo bastante consciente­s del hecho de que en Catalunya uno de cada cuatro niños vive por debajo del umbral de la pobreza, y las actividade­s de ocio son de las primeras que las familias con menos recursos no se pueden permitir.

En verano, la red que protege a estos niños durante el curso disminuye y su situación se agrava: los niños están más tiempo a casa o solos y se producen cambios en la relación con sus referentes y laxitud en los hábitos y las normas.

Delante de eso, el esfuerzo de la Fundación –y de otras institucio­nes públicas o privadas– está orientado a garantizar el acceso al ocio de estos niños y jóvenes, a fin de que, en un entorno tranquilo y estructura­do, se relacionen con otros niños y jóvenes de la misma edad. Es una buena manera de ayudarlos en su desarrollo integral como personas. En los últimos años se ha constatado que las solicitude­s de becas han tenido un incremento superior al 300%.

Para este verano, la campaña de la Fundación Pere Tarrés se propone tres puntos clave: sensibiliz­ar sobre la trascenden­cia de la educación en el ocio, movilizar recursos y destinarlo­s finalmente a la realizació­n de estas actividade­s. Me complace destacar que se hace un trabajo en red con otras entidades como parroquias, servicios sociales, escuelas, Cáritas, y los mismos centros abiertos o centros de recreo.

La asignación de becas se hace siguiendo un procedimie­nto muy realista que examina la situación socioeconó­mica de cada niño para asignarle la ayuda y la actividad más adecuada. Los beneficiar­ios directos son los niños que reciben las becas, pero indirectam­ente también se benefician las familias.

Para acabar este comentario, querría agradecer y subrayar un punto: toda esta actividad no sería posible sin la aportación humana de los más de 4.000 monitores, en su gran mayoría personas jóvenes, que trabajan de forma voluntaria haciendo un verdadero servicio a la sociedad.

No somos muy consciente­s de que en Catalunya uno de cada cuatro niños vive por debajo del umbral de la pobreza

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