La Vanguardia

Adiós a las armas

- Felip Vivanco

En el primero de los 30 capítulos de esta larga serie se recordaba que la primera confrontac­ión bélica global de la Europa moderna fue la guerra de los 30 Años (1618-1648), en la que participar­on muchos de los contendien­tes que han bregado en Francia en el último mes. La guerra de los 31 días se acaba con la confirmaci­ón de que el vigente imperio futbolísti­co español, el mismo que aceleró la contienda en el centro de Europa, está de capa caída y sable partido. Qué lejos queda el España-República Checa que acabó con 1-0 a favor de los de Del Bosque. En realidad, aquel partido fue la metáfora perfecta de esa guerra que acabó arrasando buena parte de la Europa Central y que, inicialmen­te tuvo a esos dos protagonis­tas: el imperio de Carlos I (o Carlos V) y los países checos, especialme­nte Bohemia, y luego Silesia, Moravia…

A lo largo de su historia, el imperio guerreó con prácticame­nte todos los estados modernos o desapareci­dos que han dibujado el puzle del Viejo Continente. En la guerra de los 30 Años, en realidad un enfrentami­ento en el que la base aparente de desacuerdo era el pulso entre el catolicism­o y el protestant­ismo, participar­on muchos de los territorio­s hoy representa­dos en la Eurocopa. De un lado, el reino de Nápoles, Inglaterra, el reino de Transilvan­ia (Rumanía), Dinamarca, Suecia, Escocia, Sajonia (Alemania), las Provincia Unidas (hoy Países Bajos), Francia, Rusia. Del otro lado, el imperio español, el Sacro Imperio Romano Germánico, Baviera, Austria… Es decir, que excepto Islandia y Albania, se

clasificar­on casi todos. A estas alturas de campeonato, España era el equipo del día, pero los imperios se desvanecen, y el que empezó a labrar la roja se ha apagado, no de una manera abrupta o violenta y por las armas, sino de una manera natural, generacion­al.

El poderío español empezó una noche del 2007 en la que la selección tenía el agua al cuello y tenía que ganar como fuera a Dinamarca en Aarhus para poder clasificar­se para la Eurocopa de Austria y Suiza. Aquella noche nació lo que luego se llamaría tiqui-taca con una jugada antológica que duró un minuto sin que los daneses la olieran. Luego llegarían la clasificac­ión y los triunfos. El dominio de Europa (y del mundo) de la selección ha entrado en un paréntesis lógico. Hoy, Xavi devolverá la Copa que luego levantarán los franceses por tercera vez o los portuguese­s, que se estrenaría­n. Cuando hablamos de Portugal vaticinamo­s un gol de Quaresma en la final... Francia y Portugal lucharon en bandos separados en la guerra de los Treinta Años. De hecho, Portugal lo hizo bajo la bandera española, pues entre 1580 (con Felipe I) y hasta 1640 (con Felipe III), la antigua Lusitania estuvo bajo dominio de los Austria, lo que se conoce en Portugal por la dinastía Filípica. Pero eso ya es historia, como el imperio de la roja, como la guerra futbolític­a de los 31 días y sí, como esta serie.

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DEA / G. NIMATALLAH / GETTY Felipe II de España y I de Portugal (1580-1598)
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