Una obra que no es capricho
La crisis económica iniciada en el 2008 enterró numerosos proyectos de infraestructuras concebidos en épocas en las que las administraciones llegaron a pensar que sus cajas de caudales eran inagotables. Algunos de esos proyectos se sobredimensionaron en su coste y en sus proporciones y recuperarlos hoy, cuando los efectos de la crisis todavía se perciben claramente, resultaría temerario. No obstante, la necesidad de marcar unas prioridades sí hace interesante la reactivación de una obra planeada hace muchos años y que, según los estudios realizados con anterioridad, resultaría altamente rentable desde el punto de vista social y también económico. Se trata de la conexión de Ferrocarrils de la Generalitat (FGC) entre Plaça Espanya y Gràcia, cuyo proyecto básico acaba de licitar el departamento de Territori i Sostenibilitat, una obra con sentido, que conectaría los propios FGC con el metro y el tranvía y que daría cobertura a una zona de Barcelona con una elevada densidad de población y una gran actividad económica.