Howe Gelb
MÚSICO
El cantautor norteamericano Howe Gelb (59) actúa hoy en la sala Apolo dentro de la gira de despedida de Giant Sand, la banda de country alternativo, rock y folk que le ha acompañado a lo largo de las tres últimas décadas.
Tres décadas de música tocan a su fin. “Treinta años parece un número adecuado como para pronunciar acertadamente ‘me retiro un poco’”, escribió Howe Gelb en el comunicado en el que en febrero anunciaba que su proyecto, su banda de country alternativo, de rock y folk desértico Giant Sand, bajaba la persiana. No sin antes realizar una gira europea que hoy recala en Barcelona, en la sala Apolo, dentro del festival Grec.
“Es un tiempo perfecto. Treinta años es un número grande. El último disco fue fantástico. Es un buen momento. De alguna manera Heartbreak pass había perfeccionado todos los géneros de los diferentes tipos de música que hemos tocado y, sobre todo, pienso que cumplo sesenta años este 2016. Es un buen momento de echarle el cierre. Y yo estoy todavía disfrutando de esta banda, que es lo importante. Los dos últimos años de tocar con la actual formación han sido mis favoritos, así que estoy disfrutando cada minuto mientras concluye el proyecto. Pero creo que es sensato concluirlo precisamente ahora que es tan bueno, sería deprimente acabarlo cuando sea menos que esto”, explica sin nostalgia, con tranquilidad por teléfono desde un aeropuerto –se escuchan de tanto en tanto las indicaciones sobre el equipaje de mano– Howe Gelb, nacido en Pennsylvania, en 1956, pero que ha realizado su carrera musical en Tucson, Arizona.
Mientras llevaba adelante Giant Sand –un vivero, una suerte de colonia de artistas, como la ha definido, por la cual han pasado entre otros los fundadores de Calexico, Joey Burns y John Convertino, y por la que también han pasado unos cuantos músicos daneses, país del que es su esposa y donde ha residido un buen tiempo–, Gelb se ha involucrado en múltiples proyectos paralelos, y ha grabado desde con un coro de gospel canadiense a con Raimundo Amador (Alegrías). “Mi trabajo con él fue uno de los eventos más increíbles y probablemente más importantes de mi vida. Alucinante. Cuando está despierto toca la guitarra todo el tiempo. No era sólo una inspiración, sino sanador”, recuerda.
El resultado de tanto trabajo, no ha sido una fama formidable pero sí un trabajo impecable de más de medio centenar de discos. Y una travesía por todo tipo de estilos y géneros. Y mucha historia. Recuerda que en 1980 le puso al grupo que tenía entonces Giant Sandworms porque vio una ilustración de un gusano gigante de arena en la novela Dune. Cuando la banda comenzó a romperse en 1983 él, dice, fue el último miembro y le quitó worm (gusano) y quedó Giant Sand. “Al principio hacer música en Tucson –evoca– era difícil porque era entonces una ciudad remota, bastante muerta, no llegaba mucha información, cuesta imaginar ahora con internet, pero entonces allí no había señal de radio ni tiendas de discos con nueva música, así que hicimos la música que no podíamos encontrar allí”. Y prosigue: “No sé por qué lo hicimos, sólo sé que sentíamos teníamos que hacerlo. Antes de empezar a hacer música estaba dibujando todo el tiempo. Cuando empecé a hacer música la encontré más inmediata, en vez de tener que trabajar un dibujo. Parece que estaba dentro de nosotros y en algún momento tenía que salir”.
Y dice que “desde el principio creaba música de diferentes géneros y no sé por qué. Mi amigo Rainer, que empezó la banda conmigo,se reía y me preguntó un día al principio por qué no me quedaba con uno y creo que no era posible y todos estos años después veo que no lo era. Cuando creo música hay vida, existencia, y hay más de un género necesario para la banda sonora. Intento manejar tantos como sean posibles, sale así”. Pero puntualiza que con Giant Sand “inventé mi propia etiqueta, el rock erosivo, es lo que hacemos cada noche, dejar que las canciones se quiebren, que la naturaleza haga su camino en el material. Eso incluso explica el nombre de la banda, la arena es roca erosionada. Hacemos erosion rock”.
“Mi trabajo con Raimundo Amador fue uno de los eventos más increíbles de mi vida”, dice Gelb