La Vanguardia

El emperador japonés Akihito prevé abdicar en favor de su hijo Naruhito

- HONG KONG Correspons­al

El emperador Akihito dio un paso más ayer en su voluntad de modernizar los hábitos de la familia imperial japonesa y adaptarla a los nuevos tiempos. Anunció su voluntad de abdicar en favor de su hijo, el príncipe heredero, Naruhito. Con su renuncia al trono del Crisantemo, el actual jefe de Estado de la tercera potencia mundial romperá una tradición y se convertirá en el primer emperador nipón que dará este paso atrás en los últimos 200 años.

Akihito, de 82 años, al parecer ha comunicado su intención de renunciar a su esposa, la emperatriz Michiko, y a su hijo, el príncipe heredero, Naruhito, de 56 años, según informó ayer la cadena pública de televisión NHK, que citó fuentes de la Agencia de la Casa Imperial, que subrayaron que la renuncia tendrá lugar “en unos pocos años”.

La voluntad de dar un paso atrás por parte de Akihito es un hecho sin precedente­s en el Japón moderno. Hay que remontarse 200 años atrás para encontrar otra abdicación en la familia imperial nipona, cuando el emperador Kokaku renunció en el año 1817.

Esta situación tiene un problema añadido y es que la actual ley sucesoria japonesa no prevé la abdicación. Una laguna que obligará al Parlamento a modificar la ley para que especifiqu­e que tras la renuncia de Akihito el cargo recaerá en el príncipe Naruhito, según indicaron fuentes gubernamen­tales a NHK.

El emperador adoptó esta decisión, según parece, debido a su avanzada edad y a su frágil estado de salud, que no le permite desarrolla­r sus funciones oficiales plenamente. Una situación que le habría impulsado a iniciar los preparativ­os para garantizar una sucesión sin sobresalto­s. También habría ordenado preparar un acto para explicar oficialmen­te a los japoneses su decisión.

Akihito, que accedió al trono del Crisantemo en 1989, al fallecer su padre, el emperador Hirohito, se sometió a una operación coronaria de bypass en el 2012. El año anterior había padecido una neumonía y en el 2003 sufrió un cáncer de próstata, tras el cual padeció osteoporos­is, debido al efecto de la terapia hormonal que se le recetó entonces.

A pesar de las restriccio­nes que impone la Constituci­ón japonesa a la figura del emperador, Akihito se ha ganado el respeto y la admiración de los japoneses por su voluntad de reconcilia­r a su país con China y Corea del Sur. Ha presentado en diversas ocasiones excusas personales, en nombre de la familia imperial, a los países asiáticos que sufrieron la ocupación de las tropas niponas durante las contiendas.

El Parlamento deberá modificar la ley de sucesión, que ahora no considera que el emperador abdique

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© ISSEI KATO / REUTERS / ARCHIVO El emperador Akihito

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