Grietas electorales en la “unión sagrada”
Treinta y seis horas después de la masacre, el presidente François Hollande invocaba ayer por la mañana de nuevo la “unión sagrada” de los franceses ante la tragedia. Pero a sólo nueve meses de unas elecciones presidenciales, sin contar las primarias de ambos campos para designar candidato (en noviembre y enero), a los políticos franceses les cuesta mucho más que tras el anterior gran atentado mantenerse firmes en el escenario de la Francia sufriente. Tanto más, cuanto la experiencia sugiere que estas tragedias suelen favorecer al poder establecido. “Las víctimas aún no habían sido retiradas en Niza y la derecha y el Frente Nacional ya rompían la unidad nacional”, observa Le Parisien, próximo al gobierno, que critica las declaraciones de los cabecillas de la derecha, que compiten entre sí por el liderazgo, apuntando los evidentes fallos de seguridad detectados en Niza. Casi todos ellos, François Fillon, Alain Juppé y el alcalde de Niza, Christian Estrosi, han tomado la palabra, no así Sarkozy, que parece reservarse para su entrevista televisada del domingo. Le Figaro respondía con una editorial digna del Frente Nacional contra la “complacencia ante los enemigos”, quejándose de que el estado de emergencia, “no impida ni las manifestaciones sindicales, ni las aglomeraciones festivas”. La extrema derecha, muy fuerte en Niza, pide expulsiones sistemáticas de extranjeros condenados. El tunecino responsable de la masacre, “ya había sido condenado, pero tenía un permiso de residencia en lugar de enviarlo de vuelta a Túnez”, clama Marine Le Pen.