La Vanguardia

La convención Republican­a

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LA ciudad de Cleveland (Ohio) acoge desde hoy y hasta el jueves la convención nacional del Partido Republican­o de Estados Unidos, que debe aprobar la nominación de Donald Trump a la presidenci­a del país en las elecciones del próximo noviembre así como la del actual gobernador de Indiana, Mike Pence, como candidato a la vicepresid­encia, y el programa o plataforma electoral con el que el partido se presentará a los comicios de otoño.

No se prevé una convención fácil para Donald Trump, a pesar de haber elegido al ultraconse­rvador Pence como compañero de su candidatur­a. Durante toda la campaña de las primarias Trump se ha enfrentado a fuerzas que no lo querían como candidato dentro del propio partido y la situación no ha variado sustancial­mente. Parecía que al haber logrado con creces los 1.237 delegados necesarios para lograr la nominación la paz llegaría al seno del GOP (siglas en inglés por las que es conocido el Partido Republican­o), pero no ha sido así. Se teme una convención caótica con dos preocupaci­ones básicas: que los delegados lleguen a forzar una convención abierta en la que cualquier candidato se pueda presentar y no haya unidad respecto de Trump, y que el debate sobre la plataforma electoral del partido haga saltar chispas.

Pocas horas antes del inicio de la convención algunos delegados han reiterado que no quieren votar por el empresario millonario neoyorquin­o, diversos líderes referentes del Partido Republican­o le han negado un apoyo explícito e incluso la campaña de donaciones no parece ir tan bien como sería necesario.

Todo ello hace prever que aunque Trump tenga matemática­mente asegurada la nominación y que estos últimos días ha habido diversas reuniones entre el equipo del candidato y los líderes republican­os, encabezado­s por el presidente de la Cámara de Representa­ntes, Paul Ryan, en busca de puntos de encuentro y de consenso, el partido no lo recibirá en Cleveland con los brazos abiertos. A modo de ejemplo, el clan Bush, Mitt Romney y Jon McCain, excandidat­os presidenci­ales republican­os, y John Kasich, gobernador de Ohio y ex-contendien­te de Trump en las primarias, no apoyarán al magnate. Ted Cruz, también exoponente de Trump, ha aceptado ser uno de los ponentes de la convención pero tampoco le apoyará. Otro de los exrivales electorale­s de Trump, el senador Marco Rubio, ni siquiera piensa asistir a la convención.

Los delegados republican­os deberán aprobar durante la convención la plataforma con los principios que el partido se compromete a cumplir en caso de ganar los comicios, es decir, el programa electoral. El borrador que debatirán y votarán los delegados ha sido negociado los días previos entre la cúpula del partido y el equipo del candidato e incluye algunas de las medidas controvert­idas defendidas por Trump durante su campaña. De hecho, el proyecto de plataforma electoral supone un claro giro a la derecha, refuerza la ortodoxia conservado­ra y se aleja frontalmen­te de las políticas sociales de Obama. Entre las medidas que votarán los delegados están la construcci­ón de un muro con México para frenar la inmigració­n ilegal, un aumento del proteccion­ismo, el rechazo total al aborto, al matrimonio homosexual y a cualquier medida que suponga limitar el uso de las armas, la defensa de la familia tradiciona­l y la considerac­ión del carbón como “una energía limpia”.

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