‘Cultura de despedida’ para Alemania
Tras los ataques perpetrados por refugiados, el partido de la canciller Merkel habla menos de ‘Willkommenskultur’ y más de cómo deportar
El término en alemán ya existía, pero cobró nuevo impulso con la situación surgida en septiembre del 2015. El vocablo Willkommenskultur (cultura de bienvenida) designa la atmósfera de acogida al refugiado que ha prevalecido en gran parte de la sociedad de Alemania desde que en esa fecha la canciller, Angela Merkel, abrió las fronteras a los miles de migrantes atascados en la estación de Budapest. Ese estado de ánimo quedó muy tocado por las agresiones sexuales a decenas de mujeres en Nochevieja en Colonia y otras ciudades, la mayoría perpetradas por inmigrantes y refugiados.
La oleada de ataques de la semana pasada, perpetrados por solicitantes de asilo o gentes de origen extranjero, lleva camino de ahondar la brecha. Los alemanes se sienten ahora atacados en su territorio por el terrorismo islamista, en la modalidad del individuo aislado que pasa a la acción inspirándose en el Estado Islámico (EI), que luego la reivindica. Así fue el lunes 18, cuando un refugiado que decía ser afgano atacó con un hacha a pasajeros de un tren de Wurzburgo, y así fue el domingo 24, cuando un solicitante de asilo sirio pendiente de expulsión se hizo explotar en Ansbach.
Por ello, sin llegar a poner en tela de juicio la Willkommenskultur de Merkel, su propio partido –la formación democristiana CDU– corrió ayer a hacer puntualizaciones. En entrevistas en prensa y radio, el especialista en Interior de la CDU en el Bundestag, Armin Schuster, advirtió que Alemania necesita también una Abschiedskultur (cultura de despedida). Schuster se refería a la incapacidad demostrada por las autoridades para expulsar del país a personas a las que se ha denegado el asilo. El suicida de Ansbach debía ser deportado a Bulgaria –último país donde constaba inscrito–, pero la orden fue aplazándose por sus problemas psicológicos.
“Tenemos muchas modalidades para deportar a personas sin enviarlas a zonas de guerra. No estamos hablando de miles de personas, sino de decenas de miles, cuya obligación de abandonar Alemania es realizable”, afirmó Schuster. El democristiano dijo que más de 200.000 peticionarios de asilo con la solici- tud denegada siguen en Alemania.
Wurzburgo y Ansbach, escenario de los dos ataques citados, se hallan en Baviera, land cuya capital, Munich, sufrió el viernes el asalto al centro comercial Olympia a manos de un joven germanoiraní fascinado por las masacres, un caso con otro cariz. Con todo, la sucesión de episodios violentos en tierras bávaras llevó ayer al presidente regional, Horst Seehofer, a plantear exigencias al Ejecutivo federal. Su partido, la socialcristiana CSU, es socio histórico de la CDU de Merkel.
“La serenidad es importante, pero no sustituye a la protección del Estado”, dijo Seehofer aludiendo a ese llamamiento del ministro del Interior, Thomas de Maizière, informa Efe. El Ejecutivo bávaro reclamó la intervención del ejército en casos de alerta terrorista, y que se controle ya en la frontera la identidad de los solicitantes de asilo. El responsable de Interior de Baviera, Joachim Herrmann, pidió que se estudie expulsar a extranjeros a sus países de origen aunque estén en guerra –por ley, el suicida de Ansbach no podía ser deportado a Siria–, recalcando que en Afganistán hay regiones sin peligro. También reclamó que no se frene una expulsión sólo por motivos médicos.
Las violencias de estos días provocan resonancias. Polonia ha pedido explicaciones a Alemania por el ataque del domingo en Reutlingen, en el que un refugiado sirio mató a una mujer a machetazos; la mujer era polaca. Ayer, un paciente mató a tiros a su médico en un hospital de Berlín y se suicidó, un suceso por el que fuerzas especiales de la policía acudieron al lugar según el procedimiento habitual. Pero en el actual clima de nerviosismo, los medios de comunicación alemanes informaron de ello temiendo algo peor. En vista de la tensa atmósfera, la canciller, que está de vacaciones, ha decidido adelantar su tradicional rueda de prensa de verano, que se esperaba para finales de agosto. La celebrará mañana mismo en Berlín.
Más de 200.000 peticionarios de asilo con la solicitud denegada siguen viviendo en Alemania