La casa muerta de DOSTOIEVSKI
Descubiertos en Omsk los cimientos de la prisión en la que pasó cuatro años el escritor
Los restauradores rusos estaban arreglando el suelo de la ciudad de Omsk y se han topado con un episodio de la historia literaria rusa. Los arqueólogos han llegado hasta una estructura que han identificado como los cimientos de una antigua cárcel militar de mediados del siglo XIX. Sobre ellos se levantaba una construcción en la que vivió el escritor Fiódor Dostoievski durante su cautiverio en Siberia.
“Estos son los cimientos de la misma ‘Casa muerta’ que Fiódor Mijáilovich describió en su famosa novela”, ha explicado el vicepresidente de la sección regional de la Sociedad para la protección de los monumentos históricos y culturales de Rusia, Ígor Konoválov.
El presidio estaba situado aproximadamente en el lugar de una fortaleza que había en la ciudad hasta finales del XIX y que hoy en día alberga el Teatro Dramático de Omsk y una escuela de Medicina. El restaurador Konoválov manifestó el mes pasado a los medios locales su sospecha de que se tratase del cuartel militar en el que pasó parte de su existencia el autor de Crimen y castigo, El jugador, Humillados y ofendidos y Los hermanos Karamázov, entre otras obras maestras de la literatura universal. Parece que su suposición se ha cumplido.
Según los expertos, los cimientos, hechos de ladrillo, se encuentran en buen estado pese a haberse construido hace casi dos siglos. “Uno de los extremos pasa bajo la Puerta de Tara”, una de las cuatro puertas de la ciudad que daban acceso a la segunda fortaleza de Omsk, construida en el siglo XVIII. “Por los planos de la muralla, y también por las descripciones del mismo Dostoievski, se puede establecer que sobre estos cimientos se apoyaba el edificio de madera en el que vivió Fiódor Mijáilovich durante su condena a trabajos forzados”.
Estos lugares descritos por Konoválov acogieron entre 1850 y 1854 a dos nuevos inquilinos, dos escritores condenados por delitos contra la seguridad del Estado: Serguéi Dúrov y Fiódor Dostoevski. Dicen las crónicas que entraron en su prisión atravesando la Puerta de Tara, uno de los símbolos de la ciudad siberiana, demolido en 1959 y vuelto a levantar en 1991.
Dostoievski y Dúrov, junto a
otros intelectuales de San Petersburgo, fueron arrestados en 1949 por pertenecer al Círculo de Petrashevski, una organización ilegal fundada por el jurista Mijaíl Petrashevski y que se dedicaba a debatir y difundir las ideas del socialismo utópico del francés Charles Fourier. De los 123 detenidos, 21 fueron condenados a pena de muerte. Uno a los que cayó esta suerte estaba un joven Dostoievski, de 27 años.
La pena capital fue conmutada por la “kátorga”, un sistema penal de la Rusia Imperial consistente en trabajos forzados en campos de Siberia. Pero como luego recordaría el escritor, tuvieron que sufrir “diez horrorosos e inmensamente terribles minutos esperando la muerte”. El 22 de diciembre de 1849 les sacaron de la Fortaleza de Pedro y Pablo de San Petersburgo, donde habían pasado ocho meses detenidos, y les llevaron a la explanada Semiónovski, lugar destinado a ejecuciones públicas. Allí les empezaron a preparar para ser fusilados. A casi todos les vistieron el camisón propio de los que van al paredón, y a algunos les taparon los ojos y les ataron a un mástil. En el último momento un uniformado dio el alto y leyó la orden del zar Nicolás I, que les perdonaba la vida.
Uno de los condenados, el militar Nikolái Grigoriev, no pudo soportarlo y se volvió loco. Según los críticos, lo que sintió entonces Dostoievski lo dejó escrito en su novela El
idiota con las palabras del príncipe Mishkin.
Fiódor Dostoievski pasó cuatro años en la cárcel militar de Omsk, sin derecho a tomar la pluma. Tras uno de sus frecuentes ataques de epilepsia, ingresó en el hospital. Entonces pudo anotar sus impresiones en su Cuaderno de Siberia. Más tarde, utilizó esos recuerdos en Memorias de la casa muerta, una obra escrita en 1862, donde a través de su alter ego Alexánder Petróvich Goriánchikov describe sus depresiones y sus sentimientos durante el cautiverio.
Tras ser liberado, el escritor fue enviado como soldado al Séptimo Batallón de Línea de Siberia, en Semipalátinsk (actual Seméy, en Kazajistán), que era la segunda parte de su condena. El zar Alejandro II amnistió a todos los “petrashevtsi” dos años después.
UNA EXPERIENCIA EXTREMA Al autor de ‘Crimen y castigo’ le conmutaron la pena de muerte cuando estaba frente al pelotón de fusilamiento
SUS FAMOSAS NOVELAS
Sus sentimientos durante su detención quedaron fijados en obras como ‘El idiota’ o ‘Memorias de la Casa Muerta’
EL LUGAR EN LA ACTUALIDAD
El presidio estaba en una fortaleza que había; hoy alberga el teatro de Omsk y una escuela de Medicina