De las anfetaminas a la EPO, las transfusiones y el meldonio
El escándalo que sacudió al mundo del ciclismo en el verano de 1998, cuando la policía francesa desarticuló en pleno Tour la red de dopaje con la que operaba el equipo Festina aceleró la creación, a pocos meses de los Juegos de Sydney, de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA). El problema no era tanto la existencia de deportistas, equipos y federaciones dispuestas a hacer trampas de forma sistemática como el uso de unas sustancias imposibles de detectar con los protocolos de aquel momento –EPO, factores de crecimiento y testosterona– y unos métodos –transfusiones sanguíneas– que impedían garantizar el juego limpio de no ser por algún chivatazo. La AMA se puso manos a la obra tratando de detener el uso de esteroides y agentes anabolizantes que se habían extendido desde mediados del siglo XX en los deportes que requieren desarrollo muscular o resistencia al esfuerzo físico hasta acabar en el positivo por estanozolol de Ben Johnson tras ganar la final de 100 m en Seúl 1988. Un caso sonado al que se sumaría el de la estadounidense Marion Jones, desposeída de los oros de 100 m y 200 m de Sydney 2000 por el uso de esteroides, y el de su compatriota Justin Gatlin, positivo por testosterona. Lejos quedaban los estimulantes como las anfetaminas que costaron la vida al ciclista danés Knud Enemark en Roma 1960. Aunque la gran lucha de la agencia fue contra la EPO y su versión de nueva generación CERA, una sustancia que aumenta el hematocrito mejorando el rendimiento en el ejercicio aeróbico, como las transfusiones sanguíneas con la propia sangre para conseguir el mismo efecto. Es lo que acabó condenando a Lance Armstrong tras ganar siete Tours consecutivos sin dar positivo. La adopción del pasaporte biológico por parte de diversas federaciones y competiciones han incidido en la lucha contra estas prácticas. Aunque la sustancia más popular en el 2016 ha sido el meldonio, un medicamento contra la insuficiencia cardiaca popular en los países del Este desde los setenta incluido desde este enero en la lista de sustancias prohibidas por sus efectos en la mejora del rendimiento y la recuperación. Se han detectado más de 100 casos por meldonio. / Ramón Álvarez