Gestor y benefactor
La muerte de Ramon Condal deja al españolismo sin uno de los hombres que dedicaron su vida y su patrimonio al club
Si nuestras familias supiesen lo que llegamos a hacer por el club nos echarían de casa, pero yo no pienso dejar de hacerlo siempre que me necesiten”. Las palabras de Ramon Condal después de firmar su enésimo crédito para cubrir un pago vencido de la Agencia Tributaria que amenazaba con llevar a concurso al Espanyol reflejan bien el papel de benefactor que siempre ejerció en el equipo de su vida. Ayer, el expresidente, exmáximo accionista junto a Dani Sánchez Llibre y socio 389 del Espanyol falleció a consecuencia de una enfermedad degenerativa que lo había apartado de la vida pública los últimos meses. A su papel como dirigente deportivo se suma su exitosa trayectoria empresarial al frente de Condis, la empresa que creó junto a sus hermanos Xavier y Antoni en 1992 que cuenta con más de 400 supermercados en Catalunya y Madrid.
Nacido en Selvanera, en el municipio de Torrefeta i Florejacs (La Segarra) en 1938, Condal se trasladó de joven a Barcelona, donde en 1961 adquirió un puesto en el mercado de La Mercè junto a sus dos hermanos. Dos décadas después, los Condal abrieron su primer supermercado, una apuesta que les llevaría a posicionarse como uno de los referentes en el sector en Catalunya. Trabajador incansable –hasta que la enfermedad se lo impidió acudía cada mañana a las 8 al trabajo–, el año pasado recibió la Medalla al Treball Francesc Macià que concede la Generalitat.
A inicios de los años ochenta del siglo pasado, Condal se estrenó como directivo españolista con Antoni Baró en la presidencia y mantuvo su implicación durante el mandato de Francesc Perelló. Fue él quien introdujo en el club a Sánchez Llibre, con quien mantenía relaciones comerciales y estableció una profunda amistad que ha mantenido inquebrantable hasta el final. Con Dani, Condal adquirió las acciones de José Manuel Lara en el 2009. Ambos, a través de la sociedad Teoserver, han sido los accionistas mayoritarios del club hasta que en enero traspasaron sus acciones al actual presidente y máximo accionista, Chen Yansheng, en una operación en la
Junto a sus hermanos compró un puesto y dos décadas después abrió su primer supermercado Su pasión por Sarrià le llevó a vivir en el solar que dejó el viejo estadio antes de iniciar su idilio con Cornellà
que Condal ya permaneció en la sombra.
Tras dos décadas de servicio al club, incluidos préstamos y avales como el que permitió construir el nuevo estadio de Cornellà, la ilusión de Condal era alcanzar la presidencia. Y Sánchez Llibre no dudó en dejarle paso en el 2011. Su candidatura consiguió un 94,36% de los votos y aglutinó al sector que encabezaba Sergio Oliveró, que acabó postulándose como alternativa.
Su mandato, de poco más de un año, fue convulso económica, social y deportivamente. Si bien Condal supo impregnar en la entidad su máxima económica de “no estirar más el brazo que la manga”. Por consejo de Dani dejó el club tras amagar con su continuidad depurando buena parte de la junta y apostó tanto por la presidencia de Joan Collet como por la entrada de Chen en el club, pese a que siempre se había manifestado contra los grandes inversores extranjeros.
Condal, de hecho, siempre fue un gran defensor de la plena catalanidad del Espanyol y veía el españolismo como el mejor reflejo del trabajo esforzado y silencioso de la sociedad catalana. Su añoranza por el desaparecido estadio de Sarrià le llevó a establecerse en uno de los pisos que se construyeron en el solar que dejó tras su derribo, antes de iniciar su idilio con Cornellà, adonde acudía horas antes de los partidos para contemplar en silencio el estadio. “¿Has visto algo más hermoso? Yo no me canso de contemplarlo”, decía.