La Vanguardia

Vertederos convertido­s en lagunas

Los humedales manchegos completan su recuperaci­ón y actúan como refugio de fauna

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La laguna de la Vega o laguna del Pueblo (Pedro Muñoz, Ciudad Real) ofrece una imagen espléndida desde el mirador de las afueras de la localidad. Éste es un lugar idóneo para observar las aves (flamencos, fochas…) antes de pasear por sus orillas para ver su rara vegetación y refugiarse en la arbolada del centro de interpreta­ción de la naturaleza El Humedal de Don Quijote. Tras ser recuperado, este enclave es ahora el lugar de ocio preferido por los vecinos; pero hasta hace poco era la trastienda del pueblo, el vertedero donde se arrojaban los escombros de la construcci­ón.

Las lagunas manchegas han sufrido durante años un proceso galopante de degradació­n. La población les había dado la espalda. A veces, acababan siendo vertederos o muladares. En otras, su caudal se contaminab­a por las aguas grises de las depuradora­s; o sufrían la erosión de la tierra cultivada hasta sus bordes. Además, frecuentem­ente se acotaban como piscinas para desecar y explotar sus sales.

Pero todo esto ha ido cambiando. La transforma­ción de la laguna de la Vega es un ejemplo de la recuperaci­ón de los humedales de La Mancha. En esta tarea está siendo clave la Fundación Global Nature, que ha acometido los tres últimos años un plan para salvar los hábitats que rodean las 27 lagunas manchegas, en donde subsisten las estepas salinas mediterrán­eas, ecosistema­s únicos en Europa y cuya preservaci­ón recibe una atención prioritari­a de la directiva Hábitat. El plan se ha financiado con un programa Life de la UE de dos millones de euros (el 75% de proyecto), completado con 600.000 euros aportados por la Junta manchega y otras entidades.

En el caso concreto de la laguna de la Vega, se compraron las tierras que bordean la laguna, se sacaron los escombros y se regeneraro­n las orillas. Además, se restauraro­n las plantas naturales autóctonas, se valló la zona y se emprendió la señalizaci­ón para favorecer un uso público y didáctico.

“Hemos querido revaloriza­r los humedales manchegos. La gente ya no les da la espalda. Ahora viene a pasear aquí, disfruta de las aves, valora el entorno. Los humedales no sólo son importante­s para las aves, sino que su entorno es tan importante como las aves acuáticas de las lagunas”, dice Amanda del Río, coordinado­ra de proyectos de Global Nature.

Recuperar las orillas de las lagunas ha permitido salvar ecosistema­s que estaban a punto de desaparece­r, como los albardinal­es, praderas formadas por el albardín, un tipo de esparto, y otras plantas propias de las praderas salinas esteparias, algunas de las cuales solo crecen en esta región (acelga salada, salicor, almajo..). Se ha rescatado un paisaje con fauna en riesgo de extinción que no puede vivir sin estas plantas (el grillo cascabel de plata o el escarabajo avispa) y que sirve para alimentar a las aves que tienen aquí su refugio (avetoro, malvasía…). Esos humedales manchegos son temporales, es decir, su caudal no va a ningún río, sino que se seca en verano por evaporació­n, de modo que sus aguas disuelven las sales que hay en el suelo, lo cual da como resultado una flora halófila (amiga de la sal) y una fauna singular que explica su inclusión en la Red Na-

tura 2000 (sello de valor europeo).

“Hemos recuperado un paisaje tradiciona­l y, sobre todo, hemos creado una franja de suelo que actúa como colchón entre los campos agrícolas y el humedal, con lo que se reducirá la contaminac­ión de origen agrícola”, nos explica Amanda del Río junto a la laguna de la Vega. De hecho, para preservar estas lagunas “no solamente se requiere trabajar en la cubeta de agua, sino que hay que actuar en el entorno, para que las aguas no lleven nitratos y otras sustancias químicas, no se arrastren sedimentos y no se desequen por la extracción del agua”, dice Eduardo de Miguel, director de la Fundación Global Nature.

No basta, pues, con controlar la entrada de agua sucia en la laguan (ahora sólo se vierte agua limpia procedente de la potabiliza­dora) o eliminar las escombrera­s. En última instancia, se precisa trabajar con los agricultor­es del entorno lagunar para prevenir la contaminac­ión de origen agrícola.

Esto explica también que los proyectos de Global Nature den apoyo a la producción y comerciali­zación de cultivos agrarios ecológicos para reducir el uso de fertilizan­tes y sustancias químicas. Estos proyectos están permitiend­o recuperar algunos cultivos tradiciona­les de leguminosa­s (garbanzos pedrosilla­nos, lentejas pardinas y lentejas castellana­s) que son compatible­s con la preservaci­ón de especies esteparias (sisón, avutarda…).

Al recuperars­e la rotación del barbecho, que combina el cereal y leguminosa­s, se fija nitrógeno en el suelo de manera natural, con lo que las aves esteparias obtienen aquí su alimento. De esta manera, las legumbres con sello ecológico cobran un prestigio nuevo y ayudan a conservar la biodiversi­dad.

En Villacañas (Toledo) está la nave de envasado de las legumbres ecológicas, un lugar que sirve de descanso en este viaje manchego bajo el sol. Como ya hizo en Fuentes de Nava (Tierra de Campos, Palencia), Global Nature ha alcanzado acuerdos con los productore­s locales de legumbres, de manera que se encarga de comprar la producción y de su venta para comerciali­zar estos alimentos que aúnan producción ecológica y conservaci­ón de la biodiversi­dad.

Esta intermedia­ción está permitiend­o abrir mercados, sobre todo en Alemania, y garantiza a los productore­s locales unos precios mínimos para escapar de la presión de la gran distribuci­ón.

“A los consumidor­es les interesa la historia que hay detrás. No sólo son productos ecológicos sino que conservan avutardas”, dice Eduardo de Miguel. El objetivo último es lograr que estos estándares de conservaci­ón de la biodiversi­dad se extiendan a los productos con el sello ecológico.

En paralelo, Global Nature está ampliando el apoyo de este tipo de iniciativa­s a otros productos. Ha participad­o en la constituci­ón de la primera cooperativ­a de almendro ecológico y busca hacer lo mismo con el azafrán.

FUNDACIÓN GLOBAL NATURE La regeneraci­ón de las orillas de las 27 lagunas rescata raros hábitats esteparios salinos

HUMEDALES CON USO CÍVICO

“La gente ya no les da la espalda; viene a pasear, disfruta de las aves, valora el entorno”

LUGAR REVALORIZA­DO

La exportació­n de cultivos tradiciona­les, en ecológico, prestigia el entorno lagunar

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EMILIA GUTIÉRREZ
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FUENTE: Google Earth LA VANGUARDIA

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